jueves, 2 de septiembre de 2010

PERÓN, EL ASCENSO DE LAS MASAS Y LA DEGRADACIÓN DE LAS IZQUIERDAS

por Juan José Hernández Arregui

CAPÍTULO V

El golpe militar del 4 de junio, es un movimiento anticomunista pero también antioligárquico, es antiliberal pero no busca apoyo de las masas populares. Debía definirse ineludiblemente en un sentido reaccionario o popular. El Ejército Argentino ha sido partidario de la industrialización, coincidían históricamente con la vaga tendencia de la burguesía industrial, consolidada durante la guerra, hacia la independencia económica. La primer consecuencia fue una política proteccionista. La reacción del imperialismo y de las fuerzas internas proimperialistas ligadas al antiguo orden fue inmediata Perón comprendió la transformación que se había operado en el país. Mientras las fuerzas políticas de la vieja Argentina se polarizaban alrededor de la democracia formal incumplida, Perón desafió el potencial económico coligado de los intereses imperialistas, de los grandes diarios, de la burguesía mercantil de Buenos Aires, de la mayoría de la intelectualidad y apeló a los sectores populares decepcionados del radicalismo, a los estratos más castigados de la clase media, a las peonadas del interior que habían votado bajo la despótica voluntad del caudillo a radicales o conservadores, pero sobre todo, su campo de operaciones inmediato, fue el proletariado industrial de las ciudades.
El sentimiento de que el capital extranjero era la causa de todos los males era generalizado en la oficialidad la composición social del Ejército, cuyos oficiales no pertenecen a las clases altas, favoreció esta mejor comprensión, en sus cuadro de oficiales, de la fuerza que anidaba en el pueblo, y explica en parte, por qué el Ejército no tiró contra los obreros en octubre de 1945, a pesar de su temor a las masas.
Perón logró rápidamente el sostén de un sector social hasta entonces excluido, la clase obrera de origen provinciano sin ligazones con el débil, anárquico extranjerizante movimiento sindical de la ciudad puerto.
Esa masa, hasta entonces dispersa, en breve tiempo dio un salto histórico formidable hacia su unidad de clase en medio del desconcierto general de los partidos acostumbrados a comprar libretas donde había millones de argentinos víctimas de la opresión social. Se dio entonces, un frente nacional defentista fluido en torno al eje del Ejército. Tal tipo de alianza es inevutable en un país semicolonial y condiciona la posición atiimperialista del Ejército mismo. El Ejército vaciló cuando en el mes de octubre de 1945, la Marcha de la Constitución y la Libertad, reunió doscientas mil personas bajo la directa intervención del embajador estadounidense Spruille Braden.


EL RETORNO DE PERÓN

El 17 de octubre bajo la acción de las masas y la huelga general, Perón fue libertado. Pocos meses después, el 24 de febrero de 1946, en elecciones custodiadas por el Ejército –libres como jamás las había conocido la Argentina en su historia- era elegido presidente constitucional. El mismo Perón ha interpretado aquellos acontecimientos: “En lo que ese refiere, por lo menos a mi participación personal en el movimiento del 4 de junio de 1943y en mi gestión posterior, no cabe duda de que ha sido legitimada en las manifestaciones populares del 17 de octubre de 1945 y en los comicios no ya libres, sino libérrimos, de febrero de 1946”

EL PRIMER GOBIERNO: 1946-1952

Sobre los poderes aún montados de la “década infame” comenzó el gobierno de Perón bajo la forma de una nueva democracia autoritaria de masas. Este carácter del nuevo régimen era forzoso. En un país dependiente, un gobierno revolucionario es la libertad autoritaria del pueblo contra la opresión que las minorías llaman “libertad”. No otra cosa es lo que ha dicho Mao, el jefe chino, a quien los comunistas citan en abstracto: “La recíproca combinación de la democracia dentro del pueblo y de la dictadura sobre la reacción constituyen precisamente la dictadura democrática del pueblo”.
Los partidos democráticos, en los países semicoloniales, reflejan en sus cavilaciones y alianzas permanentes la inestabilidad política de una economía subordinada, que a su vez explica la debilidad de los gobierno populares cuando al conquistar el poder respetan las normas legales consagradas. Estos gobiernos democráticos con base en las masas han sido sistemáticamente atacados de antidemocráticos en nombre de esas “libertades” al servicio de los privilegios económicos. Tales gobiernos, por su composición policlasista, que es la causa de su debilidad, vacilan incapaces de imponer una política enérgica a los enemigos internos.
El quebrantamiento del aparato montado por las clases altas, afirmadas económicamente en la explotación de la tierra, tiene como única salida, en esas etapas, un sistema económico y político restrictivo. Los partidos de izquierda en tales etapas han servido en la Argentina a las fuerzas de la reacción.
Al acercarse el fin de la Segunda Guerra Mundial, el jefe del PC, Victorio Codovilla, oponía el razonamiento de que “llevará a la concentración de las industrias en grandes empresas que irán absorbiendo a las industrias pequeñas y medianas”. El proceso fue inverso.
La catástrofe no se produjo, sino cuando creadas ya las bases de la industria pesada a raíz del gran aumento de la liviana, Gran Bretaña aliada a la clase terrateniente y a los partidos democráticos, derrocaron al gobierno nacional. Aconsejaba Victorio Codovilla en 1947 “para romper el cerco imperialista anglo-yanqui” el comercio con la URSS y los países comunistas. Fue lo que hizo Perón.
Los comunistas preferían organizar el movimiento de Partidarios de la Paz y en lugar de atraerse a la clase obrera, que los ignoraba, cortejaban a los intelectuales “progresistas”, verdaderos bonzos del oportunismo político y que eran –y son- su mejor clientela.
La degradación política alcanza su máxima expresión cuando el PC en su intento de penetrar en la CGT acusaba a los dirigentes peronistas de estar al servicio de los patrones. Lo hacía con este argumento: “En efecto, a través de sus hoteles y campos para vacaciones, policlínicos y consultorios jurídicos, proveedurías y ayuda social, los jerarcas de la CGT se proponen vaciar al movimiento sindical de todo contenido de clase”. Preferían sin duda “el contenido de clase” de la olla popular y el terrorismo policial. A estas conquistas las llamaban “triquiñuelas”. Al comienzo del gobierno de Perón exigían la nacionalización de los servicios públicos. Pero en 1950 ya nacionalizados, argüían que el Estado es tan patrón como una empresa británica.

OPORTUNISMO DE IZQUIERDA O “DEMAGOGIA SOCIAL”

Es necesario examinar en qué consistió el “derroche de demagogia social” del que hablaba Victorio Codovilla. Con anterioridad a la Segunda Guerra Mundial, el 60% de las inversiones extranjeras eran británicas y estaban distribuidas con preferencia en los servicios públicos. Las deudas de guerra determinaron un correlativo decrecimiento de las inversiones inglesas en todo el mundo, coyuntura aprovechada por EE.UU., país acreedor, para desplazar a Inglaterra de estas zonas de influencia. Argentina no escapó a este proceso.
La industria argentina se desarrolló bajo la confluencia interdependiente de tres factores: 1º) Las dificultades de importación provocadas por la guerra. 2º) La existencia de mano de obra barata fruto de la desocupación posterior a 1930 y la política cambiaria que favorecía la exportación y castigaba la importación de productos manufacturados. El crecimiento fue tan rápido, que ya en los comienzos de la Segunda Guerra, la Argentina se abastecía de muchas ramas de la industria liviana. En 1941 los mayores contribuyentes eran industriales. En 1914, el 42% de la población vivía en el campo. En 1948, el 74% en las ciudades. Y entre 1935 y 1942, la producción industrial aumentó al doble. Gran Bretaña, durante la guerra, pagó las deudas contraídas con nuestro país con libras bloqueadas, útiles únicamente para el rescate de la deuda externa. Antes de 1943, el 40% de nuestras exportaciones estaba destinado al pago de servicios extranjeros. Es decir, casi la mitad del trabajo nacional era transferido al exterior.
El primer objetivo del gobierno de Perón fue el desenvolvimiento industrial sobre bases nacionales. El número de establecimientos industriales y mineros, según el censo de 1954 se había incrementado en un 110,60% y el persobal fabril ocupado en un 25,6% con relación a 1946. por eso fue totalmente repatriada la deuda externa.
Bajo el gobierno de Perón, la deuda pública disminuyó, por habitante, de esta forma (en dólares)
1945 2014
1954 1993
1951 1670
A pesar de la crisis del campo, provocada por la sequía bienal de 1951, el país se defendió sin recurrir al crédito extranjero.
Obreros ocupados
1953 1954 1955
93.7% 94.3% 98.3%
EVOLUCIÓN DE LA RENTA NACIONAL
1950 62.291 millones
1951 64.222 millones
1952 (año de sequía) 59.896 millones
1953 63.225 millones
El mejoramiento general de los salarios y sueldos provocó, efectivamente, una onda inflacionaria pero al mismo tiempo, un estímulo general en la producción al aumentar la demanda de artículos de consumo, alimenticios e industriales. Ese pueblo, en los dos primeros años del gobierno de Perón, vaciaba los almacenes, las carnicerías, las rotiserías. Ese pueblo no ahorraba. La razón era sencilla. Tenía hambre. Bien pronto comenzaría a comprar la casita, el aparato de radio, la heladera. Durante la “década infame”, junto al letrero “No hay vacantes”, los diarios exhibían sus avisos elocuentes. Una lavandera y planchadora cobraba $3. sirvientas provincianas se vendían –para todo servicio- , por $35 mensuales. Un contador público nacional llevaba balances por $25. empleados de ambos sexos y 18 años de edad, se ofrecían por $60 mensuales. Una empleada de escritorio solicitaba como sueldo inicial $30. los mendigos pululaban por las calles de Buenos Aires. En las escalinatas del subterráneo, mujeres jóvenes y desaparradas imploraban la caridad pública con el tétrico muestrario de sus criaturas hambrientas. En el interior, se robaban de noche gallinas para comer. Los empleados de comercio llegaban a la vejez sin jubilaciones, los obreros eran vejados o desatendidos por los organismos de trabajo. Los contratos laborales no se cumplían o no se firmaban. Los accidentes de trabajo no se pagaban. Millones de argentinos trabajaban en peligrosas condiciones de insalubridad. En la Argentina sólo veraneaban las clases pudientes. Todo esto terminó en 1946. la vida de los argentinos se modificó. Semejante cambió trajo sus trastornos. Los cines llenos, los estadios llenos, las confiterías llenas. Los comercios hasta entonces desiertos, no daban abasto. Se desatendía al público y los empleados se mostraban insolentes. Pero el público podía comprar. Se viajaba con dificultades. Pero los lugares de veraneo estaban abarrotados. Las clases privilegiadas protestaban. Pero las capas bajas de la población conocieron derechos a la vida que les habían sido negados bajo el inexorable dominio material y político de la oligarquía.
En el año 1942 concurrieron a las salas de espectáculos de Buenos Aires, 13.354.838 espectadores. En 1949: 27.195.367. los mismo en los estadios en los teatros, en los lugares de diversión. El costo de vida, poniendo como número índice 100 para 1943 aumentó a 180. Pero los salarios a 267. Los ahorros, ese mismo año, pasaron de $82 por persona a $210.24. La Argentina ofrecía el más alto nivel de vida de América Latina. Y uno de los más elevados del mundo. El Estado financió espectáculos de cultura popular durante una década como los mundialmente famosos conciertos de la Facultad de Derecho con los mejores directores del orbe y enteramente gratuitos. El Teatro Colón, tradicional lugar de la oligarquía fue abierto a los sindicatos obreros. Este efectivo elevamiento del nivel de vida material y cultural de la población argentina tenía una base real. A saber, una política nacional en gran escala que por primera vez se ensayaba en la Argentina.
Durante el primer gobierno de Perón, con ensayos y errores, con las improvisaciones excusables de una gran experiencia, se dirigieron los controles de la economía con intervención del Estado. De esta economía nacional en manos argentinas devino la prosperidad de la que todos participaron y que ha convertido al país en algo enteramente distinto a lo que fue antes de 1943.
En servicios destinados al bienestar público se pasó de $1.037.300.000 en 1943 a $4.897.200.000 en 1949. Entre 1947 y 1949 se beneficiaron cerca de 3 millones de trabajadores mediante convenios de trabajo supervisados por el Estado. Se sancionaron derechos del trabajador, de los periodistas, el estatuto de los peones rurales. En 1949 se ofrecieron 84.1999 trabajadores contra una demanda de 90.193. Era arduo encontrar un plomero, un albañil. Y los parásitos, los que nunca han hecho nada, decían que el pueblo no quería trabajar. Otra era la causa. Por primera vez los argentinos podían elegir libremente trabajo. En los tribunales de justicia ahora se hacía eso: justicia. Los sindicatos levantaron sus colonias de veraneo, grandes hoteles sin parangón en el mundo. El Estado construyó monumentales colonias de vacaciones donde descansaban millares de familias obreras y medias. La ley del servicio doméstico protegió a las más castigadas capas de la población. Pero las amas de casa gruñían porque ya no podían vejar o echar criadas. El sueldo anual complementarios (aguinaldo) elevó aún más esos goces sociales. Pero los industriales y comerciantes que se enriquecían con el alto nivel de vida de la población, también rezongaban mientras las cajas registradoras campanilleaban sin descanso. Querían lucrar sin tasa pero sin las conquistas sociales ni los altos salarios de los trabajadores que los enriquecían.
En 1949 se beneficiaron 900.0000 empleados de comercio con el régimen jubilatorio. En 1950 70.000 afiliados estaban en condiciones de acogerse a esos beneficios.
Los obreros eran legisladores, tenían representaciones diplomáticas y no lo hacían mal. En 1948 –el año de la creación de la Fundación Eva Perón- en las casas de tránsito se atendieron 60.180 personas. Se alojaron 23.320 niños en los hogares escuela, se crearon hoteles, hogares para empleadas, se construyeron 21 hospitales policlínicos totalmente equipados con 22.650 camas, cinco grandes hogares de ancianos, se levantaron ciudades obreras enteras que en los años siguientes se multiplicaron. En 1943, los ferroviarios tenían un hospital. En 1949, 20, y estaban planeados 41. En todo el territorio argentino se construyeron escuelas fábricas, industriales, comerciales, de adaptación regional, de orientación profesional, universidades obreras. En el año 1943 la Universidad tenía una población estudiantil de 63.319 alumnos, en 1949 de 201.437. El presupuesto pasó de $41.398.628 a $201.241.437. Estas cifras se incrementaron en los años posteriores. En la Argentina, tal cual lo postulaba la Reforma de 1918 los estudios eran absolutamente gratuitos. El pueblo podía estudiar. Pero la vieja Argentina del privilegio censuraba esa política educacional, negaba sus beneficios, resistía con sordo odio de clase, a la democratización de la cultura.
Ese mismo año de 1949 –hecho único en la historia argentina- se habían invertido en viviendas populares $1.840.000.000. El saldo, frente al grave problema de la vivienda, durante el régimen de Perón, fue la construcción en un plazo excepcionalmente corto de 500.000 casas, con la incorporación a la vida digna de 2.500.000 argentinos que habían vivido en pocilgas, ranchos o inquilinatos ruines. A esto se le llamó demagogia. La salud del pueblo, en un país de tuberculosis, escófula y enfermedades infecto contagiosas mejoró en proporción desconocida en cualquier país del mundo. El presupuesto de salud pública, de $11.070.412 en 1943, pasó a $340.800.000. El paludismo, enfermedad endémica en ciertas zonas del país, fue totalmente vencido en una campaña sanitaria que asombró al mundo por su valor científico y sus resultados prácticos. El índice de mortalidad por tuberculosis bajo de 130 por mil a 36 por mil en 1954.

LA NACIONALIZACIÓN DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS
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Cualesquiera sea el juicio sobre el régimen de Perón, los hechos están allí. Durante el primer gobierno se sentaron las bases reales de la independencia nacional. Los ferrocarriles se compraron en $2.029.500.000. Un cálculo oficial realizado en 1951, mostró que se habían pagado $839.390.000 deducidos el valor de los bienes adquiridos a la fecha de la compra, terrenos pertenecientes a las empresas, compañías subsidiarias, muelles, elevadores, usinas eléctricas, frigoríficos, edificios, etc. La adquisición de los ferrocarriles significó la incorporación al patrimonio del Estado en 17.000 propiedades. También se nacionalizaron los puertos. La marina mercante –marítima y fluvial- paso a ser una de las primeras del mundo. Incluso mayor que la de la Unión Soviética. La marina argentina reunía 1360 barcos con un tonelaje de 1.700.000. En 1943, gran parte de la producción argentina era transportada por barcos de bandera extranjera con el consiguiente drenaje financiero. En 1950, grandes barcos conducían bajo el pabellón nacional casi la totalidad de la producción con una capacidad de 950.000 toneladas. Al terminar la guerra, el sistema de transportes no podía cargar más de 300.000 toneladas por mes y la marina mercante nacional tenía una capacidad de carga de 250.000 toneladas. En 1947 el IAPI había comprado 60.000 camiones, material portuario y navíos mercantes. Esto permitió el transporte de 14.000.000 toneladas anuales. YPF que se había iniciado con un capital de poco más de 8 millones de pesos, en 1954 poseía un capital de $43109.998.999 y su producción con posteridad a 1946 aumentó en un 73%.
A esta política recuperadora se la llamó “estatización” o “totalitarismo”.
La producción de YPF creció en un 161.5% en comparación a las empresas venezolanas y estadounidenses, cuyo incremento fue, respectivamente de 200% y 80%.
Otra de las mentiras difundidas contra el gobierno popular, consistión en la afirmación de que el país había fracasado en su intento de industrialización. Véanse las cifras de los primeros años:

VOLUMEN FÍSICO DE LA PRODUCCIÓN INDUSTRIAL

1943 1948
100 134.7
6.000 millones 1 6.000 millones
Obreros
846.111 1.169.000
Salarios
1.220 mil millones 4.750 mil millones
Renta Nacional
12.000 millones 31.000 millones
Número de establecimientos industriales
65.803 104.000
Es también inexacto –escribe Jauretche- que el combustible fuese caro; al tipo de cambio entonces vigente, el combustible para nuestra chacra era el más bajo del mundo, y es también inexacto lo de la falta de maquinaria rural, supuestamente disminuida. Remito al lector al informe de la Sociedad Rural Argentina y verá allí que mientras en 1937 había 23.000 tractores, éstos sólo llegaban a 25.000 en 1946 y que en los ocho años hasta 1954, subieron a 45.000 con esta peculiaridad: que en 1937 los existentes con más de cinco año representaban el 90% y en 1954, el 67% eran unidades de menos de cinco años.
En la época de la oligarquía, el petróleo representaba el 41% de los combustibles utilizados. En 1954 el 83%. Con la destilería de La Plata se pasó de 8.050 metros cúbicos a 20.050. En diez años se hizo más que en todo un siglo. Se comprende así que la Argentina, en lugar de endeudarse, haya podido prestar dinero.
En 1948 los siguientes países le debían a la Argentina:
España $1.750.000.000
Italia $ 350.000.000
Francia $ 600.000.000
Holanda $ 125.000.000
Finlandia $ 61.000.000
La ganadería tuvo el siguiente incremento:
1943 1954
41.000.0000 vacunos 47.000.000 vacunos
Contratos registrados
1943 1947 1949
33.178 173.031 188.405
Depósitos bancarios de agricultores
1943 1947 1949
$210.000.000 518.000.000 679.000.000
Al fin de cuentas, lo que ataca Rodolfo Ghildi (PC), la comercialización de la riqueza por el Estado, la nacionalización del sistema bancario, era lo que hizo Lenin en Rusia.

BALANCE DE DIEZ AÑOS DE GOBIERNO NACIONAL

Durante una década el gobierno de Perón debió enfrentar el fuego concentrado de las derechas y las izquierdas representadas por los partidos argentinos sobrevivientes de la “década infame”. La base de masas del régimen soportó con éxito la ofensiva. Pero también el movimiento se había desgastado.
Luego del ascenso y participación en el poder del movimiento sindical, habían traído el relajamiento gradual, típico de las épocas de bonanza, de la combatividad revolucionaria de las masas y sus dirigentes. Hecho en el que sin duda, contribuyó la propia y dominante personalidad de Perón.
Finalmente la Iglesia entró en la confabulación internacional, y a último momento, influyó de modo decisivo la incomprensión del Ejército descontento por la gravitación de la CGT.
La falta de un partido orgánico, a lo cual el propio jefe del movimiento había contribuido, aisló a Perón y a la clase obrera. En estas circunstancias se produjo el golpe británico. Al perder su imperio en África y Asia, Gran Bretaña concentró en la antigua colonia austral, su aún formidable peso histórico, y como en 1930, la oligarquía volvió al poder.
El gran avance histórico de la Argentina puede resumirse así:
1º Nacionalización de la economía, créditos para la industria, plena ocupación y altos salarios.
2º La renta nacional aumentó en 1954 con relación a 1943 en un 55%. El país se capitalizó como en ninguna época de su historia. La deuda pública disminuyó con relación a la renta nacional., del 67% de 1945 al 57% en 1955.
3º La casi inexistente dependencia de los mercados extranjeros, otorgó mayor libertad para comerciar con otros países, especialmente con la órbita comunista.
4º Creación de la Central Única de Trabajadores, y participación de la CGT en el poder político a través del Parlamento.
5º Crecimiento del mercado interno nacional y correlativo de la industria. El valor de la producción industrial con relación a la agropecuaria pasó a primer término con la respectiva incidencia en la renta nacional: 24.800 millones contra 22.000 millones.
6º Poderosas centrales hidroeléctricas, plantas siderúrgicas, etc., fueron construidas en San Nicolás, Río Turbio, Ni Huil (represa), diques, gasoductos, refinerías de petróleo, usinas eléctricas, Altos Hornos Zapla, etc.
7º Pasaron al patrimonio de la Nación, ferrocarriles, teléfonos, gas, servicios públicos, etc.
8º Entre 1948 y 1949, los chacareros arrendatarios se hicieron propietarios de un millón de hectáreas y este proceso continuó en los años posteriores.
9º El analfabetismo se redujo al 3%.
10º La marina mercante pasó a ser de las primeras del mundo.
11º Se dignificó a todos los trabajadores mediante contratos de trabajo, leyes de previsión social, jubilaciones y pensiones para todos los argentinos, cooperativas, proveedurías, escuelas técnicas, etc.
12º Se construyeron 500.000 viviendas con capacidad para cerca de 5 millones de personas.
13º Se repatrió la deuda externa. U$S 1.000 millones iban al exterior por pagos de diferentes servicios, es decir, 6.000 millones de pesos moneda de entonces, siendo la recaudación anual del gobierno de 10.000 millones. Los argentinos dejaron de trabajar para los extranjeros.
14º Se construyeron 8.000 escuelas, más en diez años que en toda la historia de la Argentina. 15. Se construyeron 76.000 obras públicas.
La revolución que derrocó a Perón tuvo por objeto retrotraer al país a su antigua situación agropecuaria, transferir la riqueza nacional al sector ganadero y agrario, disminuir el consumo interno, bajar el precio de la mano de obra al servicio del capital colonizador y aplastar al movimiento sindical organizado.
En 1955 de 136.040 millones de pesos (PBI) la ganadería aportó 11.335 millones, o sea el 8.3%. En cambio, con relación al comercio exterior, correspondió a la ganadería el 55% del total de las exportaciones. Esto aclara el interés de Inglaterra por la antigua colonia.

RAUL SCALABRINI ORTIZ, LA REALIDAD NACIONAL LA CAIDA DE PERÓN

Scalabrini Ortiz que después del triunfo de Perón en 1946 se mantuvo apartado del gobierno, en 1958 levantó su voz argentina: “La política que se sigue con YPF es la misma que se ha iniciado con nuestra industria, a la cual se le ha cegado la fuente que le proporcionaba los pesos moneda nacional que ella necesitaba. El nuevo Banco de Fomento les ofrecerá préstamos de moneda extranjera. Con los ferrocarriles pasará lo mismo. Una sociedad de inversión se construye de cualquier manera. Detrás de ella se disimula la Shell, Bunge y Born, el Frigorífico Anglo o la Standard Oil, la General Motors, la William Chemical, etc..”.
La ola de desprestigio contra el gobierno de Perón ha sido proporcional a la importancia histórica de su obra nacional.
Al caer Perón, el país estaba en pleno ascenso. Las bases para el gran salto histórico consolidadas.
En el Banco Central quedaban 371 millones de dólares como reserva. El balance de comercio exterior había sido durante diez años favorable a la Argentina. El primer déficit es simultáneo al gobierno contrarrevolucionario que lo sucedió. A fines de 1955 la Argentina debía 1.129 millones de dólares y era acreedora por 1.983 millones. A esto debe sumarse la tenencia de 250 millones de divisas.
A los pocos meses de su derrocamiento, el país debía 243 millones de dólares. Las causas de este desastre no son un enigma. El retorno de la oligarquía terrateniente al poder lo explica.
A dos años del alejamiento de Perón, la deuda externa había vuelto a ser el 17%, y en la actualidad –1960- llegaba a más de 3.000 millones de dólares como en las peores épocas de la década infame. Después de Perón, aumentó notablemente la exportación de carnes a costa del consumo interno, pero las entradas fueron inferiores. En 1955, la existencia de vacunos era de 47.000.000. Tres años después de 43.000.000. A pesar de la mayor exportación la Argentina recibió menores precios que en 1955. La razón de este hecho increíble, residió en que la tonelada de carnes vendida en tiempos de Perón aproximadamente a 400 dólares la tonelada, vencido el régimen popular, se vendió a poco más de 200 dólares. Esta política fue inaugurada por el Gral. Lonardi, quien expresó al tomar el mando, que Perón había destruido al campo, al tiempo que criticaba la industrialización del país como contraria a la tradición Argentina agropecuaria.
Mientras las izquierdas combatían al régimen popular, el líder comunista mexicano V. Lombardo Toledano, al ser derribado Perón, emitió el siguiente juicio: “Juan Domingo Perón cayó, no por sus errores sino por sus aciertos. No por sus errores sino por sus virtudes. Cayó porque defendía la independencia de su país ante el extranjero. Y porque no fue lo suficientemente consecuente con su lucha”.
El retorno de la oligarquía al poder planteaba en términos históricos la lucha patriótica por la liberación nacional.

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