domingo, 14 de febrero de 2010

LAS IZQUIERDAS EN LA ARGENTINA


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por
-->Juan José Hernández Arregui

CAPÍTULO II

Debe agregarse que los primeros partidos de programa obrero –el socialismo y el comunismo estuvieron dirigidos desde los comienzos, no por trabajadores, sino por intelectuales pequeño burgueses de Buenos Aires, extranjeros de nacimiento o por formación mental. Esta desconexión con el país, ha sido el escollo, hasta ahora insuperado por la izquierda, y ha marcado el carácter antinacional de su pensamiento.

EL PARTIDO SOCIALISTA ARGENTINO

Fue Juan B. Justo fundador del Partido Socialista en la Argentina, junto con Nicolás de Anchorena, el fundador del PS. También figuran al lado del maestro del socialismo otros apellidos de la aristocracia ganadera. Martínez de Hoz, Pereyra Iraola, etc. Antes de fundar el Partido Socialista, Justo perteneció a la Unión Cívica de la Juventud.
José Ditzgen dijo: “El más despreciable de todos los partidos es el partido del término medio. Si comparamos a ambos partidos con un cuerpo sólido y otro líquido, el término medio es un partido cenagoso.
Toda la etapa parlamentaria del PS sería, en los años de Yrigoyen, contra el partido popular gobernante. Ya muerto el “maestro” Juan B. Justo, el PS leal a sus enseñanzas, integraría en 1945 la Unión Democrática, un contubernio ideológico dictado por el imperialismo para contrarrestar la lucha por la liberación nacional en la Argentina.

SOCIALISMO ARGENTINO Y SOCIALISMO CIPAYO

La Unión General de Trabajadores (UGT) ofrecía un programa sin contenido combativo, contrario a la huelga. La lucha antiimperialista no se planteaba en ningún caso. Fue la incapacidad de la conducción del movimiento obrero de parte de los socialistas, lo que incorporó a grandes sectores del proletariado al progama nacional, avanzado para su tiempo, de H. Yrigoyen.
No fueron os socialistas los que educaron la conciencia de clase del proletariado argentino. Fue la oligarquía. Es decir, la miseria y la explotación. La oligarquía ha cumplido una gran misión educadora de masas. El socialismo cosmopolita fundó su acción en teorías importadas vinculadas a la realidad europea y no al país. Y la teoría cuando no se liga al movimiento de masas es un error no teórico sino práctico.

LA BANCARROTA DEL SOCIALISMO

La caída de Perón al mostrar al desnudo la función colonial del socialismo ha terminado por dividirlo. Hoy marcha a la deriva de sus propios errores y sus figuras creyeron en ellas. En 1955, como en 1930, el socialismo fue aliado y cómplice de la oligarquía. Hay una estricta relación casual entre la presencia de Alfredo Palacios y Américo Ghioldi, por ejemplo, durante la Revolución Libertadora, y la de Lonardi y Raúl Prebisch. Fuen con esta mezcla de la cruz y el progreso que se desorientó a vastos sectores de la clase media.
Esta clase media es clientela del socialismo, cuyo moralismo perfuma desde la izquierda abstracta la putrefacción armada de la oligarquía.
Jamás el socialismo argentino fue contra el interés británico. El socialismo, continuando a Juan B. Justo, fue adversario de las expropiaciones. Después de 1945 cuando se nacionalizaron las empresas extranjeras acusaron al Estado de “totalitario” y opresor de la persona humana.
Cuando se aumentaron los salarios, se inició una política social sin antecedentes en la Argentina asociada al desarrrollo de la industria y la defensa de la soberanía nacional, se llamó a tales medidas demagógicas o fascistas. Y una vez más marchó el socialismo junto al imperialismo y junto a la clase terrateniente.
La separación del socialismo de las masas tenía necesariamente que expresarse en la indiferencia de esas masas frente a una ideología extraña que no las interpretaba.

EL SOCIALISMO Y LA SITUACIÓN MUNDIAL

El PS reflejó la gradual decadencia de todos los partidos socialistas de Europa. Después de la Primera Guerra Mundial, el socialismo de los diversos países europeos ya preparados por las tendencias reformistas de la preguerra, se apoyó cada vez más en las clases medias. La lucha de los trabajadores sindicalizados se hizo cada vez más gremial y menos revolucionaria, tal cual lo exigía la burguesía, a cambio de bancas legislativas y de ministerios tácticos ofrecidos a los socialistas (nota: toda posguerra levanta al sistema capitalista que con el correr de los años retoma su papel protagónico hasta el próximo conflicto. Los partidos socialistas de los países miembros del G7 –Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá, Francia, Italia, Alemania y Japónson el ala moderada del liberalismo reaccionario).

EL MARXISMO Y LA CUESTIÓN NACIONAL

Es previo, saber qué sostiene el marxismo con respecto a las luchas nacionales por la liberación.
El marxismo, ni en la teoría ni en la práctica, se opone a las luchas emancipadoras de carácter nacional. Antes bien, insiste en la independencia nacional de los países coloniales y en el apoyo que deben prestar no sólo los partidos socialistas del país en cuestión, sino el socialismo internacional.
Marx consideraba incompatible con la doctrina –aunque no alcanzó a conocer la era del imperialismo- la actitud de indiferencia o neutralidad del socialismo de un país avanzado frente a la lucha nacional de otro atrasado. Y alegaba que ésta era la piedra de toque que diferenciaba a un revolucionario de un servidor de la burguesía nacionalista.
La negación de la nacionalidad, en nombre del internacionalismo, con frecuencia implicaba la subordinación de una nación al nacionalismo de otra más poderosa.
Por eso Marx apoyó a Irlanda contra Inglaterra, y a Polonia contra Rusia. En cambio, los comunistas argentinos apoyaron al imperialismo angloyanqui durante la Segunda Guerra Mundial contra el pueblo argentino que buscaba con los medios a su alcance, la propia revolución democrático burguesa nacional. Ellos la llamaron fascismo. Asó le hicieron el juego a Gran Bretaña, pues parafraseando a Marx, puede decirse que la paz social en Inglaterra (y EE.UU.) tiene sus raíces en la opresión colonial en Argentina.
La lucha “particular” d los argentinos no puede separarse de la lucha “general” de América Latina, y la “particular” de América Latina, de la “general” de todos los pueblos coloniales del mundo.

EL PARTIDO COMUNISTA EN LA ARGENTINA

El OC en la Argentina es el producto de una escisión del socialismo, que dio nacimiento al PS Internacional, más tarde Partido Comunista. Ya en 1918 la plataforma electoral del partido ofrece la monocorde repetición de consignas extremistas que superaban ampliamente el programa de los propios bolcheviques rusos. Sobre la Argentina y sus masas oprimidas no dice ni una sola palabra, salvo consignas demagógicas y genéricas aplicables al abstracto de cualquier país del planeta.
En su forma actual, el PC quedó constituido en 1920. de esta fecha data una declaración de principios internacionalistas y refractaria a toda posición nacional. Desde entonces y hasta el presente, los comunistas atacarían de “nazis, “nacionalistas” o “trostkistas” a toda tendencia antiimperialista con raíces en la realidad nacional. En sus orígenes participaron en la fundación del PC emigrados de diversos países de Europa. Este hecho no es ajeno al extranjerismo mental.
Estos trabajadores europeos editaban periódicos en lenguas exóticas y en la historia oficial del partido se califica a esta actividad desplegada por entonces, de “intensa labor solidaria y cultural”. Por otro lado, su procedencia socialista mantuvo al PC, hasta el presente, ligado a la ideología pequeño burguesa y a un bajo nivel mental desde el punto de vista marxista.
Un dirigente representativo del PC, Rodolfo Ghioldi, ha expuesto en una conferencia en junio de 1947, la concepción histórica del PC. Dice una verdad cuando sostiene que “no es posible separar la política de la historia”. Pero a renglón seguido acepta la historia escrita por la oligarquía..
De los españoles no ve más que lo católico. Pero no las instituciones democráticas españolas – los municipios, los cabildos- que vinieron de Castilla y aquí arraigaron como focos defensivos del pueblo. En un insufrible pegote liberal confunde a Moreno y San Martín con Rivadavia. Que representan justamente dos políticas nacionales antagónicas: lo nacional y lo colonial. Para Ghioldi, San Martín quería libertar a América. Pero mucho más importante es lo que Ghioldi callaba, a saber, que San Martín quería unificar a América.
Ghioldi dijo también: “El más grande de todos los historiadores, fue Bartolomé Mitre”. Como los socialistas, idealizan a la inmigración y denigran a la población nativa. Escritores argentinos, formadores de conciencia nacional, serán negados o calumniados a fin de apartar a la juventud partidaria del conocimiento real del país argentino. No es circunstancial, que en la publicación oficial del PC, la historia argentina se inicie con el período de la inmigración europea entre 1890 y 1900. El punto de partido no sólo es la historia de Mitre sino su programa político. L oligarquía es glorificada de entrada, lo mismo que la inmigración, pues de ella salieron, sin reducir el hecho a sus justas proporciones y negatividades, “obreros profesionales y campesinos europeos que crearon las condiciones favorables para la formación de la organización sindical y política argentina”.
Carecen de base histórica real,, queda expuesta y negada en la siguiente tesis: Quizá más que ningún otro país, el movimiento obrero se ha nutrido de hombres e ideas de tros países”. La afirmación corrobora el extranjerismo histórico de los partidos de izquierda, esa incompetencia radical para asimilarse al país, y que al vaivén de la estrategia del imperialismo, no solo ha retardado el desarrollo del sindicalismo en la Argentina sino que ha determinado el fracaso de esos partidos.

EL PARTIDO COMUNISTA Y EL IMPERIALISMO INGLÉS

Desde su fundación hasta 1930, la literatura comunista dispersa en innumerables publicaciones, diarios, semanarios, etc., no aborda el examen del imperialismo británico en la Argentina, fuera de aisladas y defectuosas referencias. Esta anomalía doblemente llamativa, pues ya Lenin, a principios de siglo, había publicado su célebreanálisis del fenómeno imperialista, e incluso se había referido al imperialismo británico en la Argentina como un caso particular.
El PC realizó 2dos campañas antiimperialistas notables” entre 1924 y 1928. una a favor de México en su lucha por la nacionalización del petróleo. Pero ninguna a favor de la nacionalización del petróleo proyectada por Yrigoyen. Y que a la pstre determinó su derrocamiento. La otra a favor de Sandino. Ambas contra el imperialismo yanqui.
Debe anotarse que en esa época, el imperialismo estadounidense no era en la Argentina el principal enemigo, e incluso, tales campañas interesaban a Gran Bretala así se esfumaba ante la opinión pública argentina como potencia colonizadora (nota: para ese entonces, todavía estaba en vigencia, en la práctica, las bases de la doctrina Monroe –5º presidente de EE.UU. que separaba Centroamérica y el Caribe para Estados Unidos, y Sudamérica quedaba bajo la “protección” de Gran Bretaña, lugar que perdería luego de la Segunda Guerra Mundial).

LA OPOSICIÓN DEL PARTIDO FRENTE A YRIGOYEN

Yrigoyen, quien pese a la irreconciliable oposición de la oligarquía y del mismo sector de Alvear, ha descendido del poder auroleado de enorme prestigio nacional. El PC ha combatido sin tregua a Yrigoyen- ha negado al radicalismo. Pero con Marcelo T. De Alvear, la oligarquía ganadera y el imperialismo inglés habían gobernado entre bambalinas a la Argentina. El PC, consecuente con su política probritánica, ensayará una débil crítica contra el alvearismo. Y caído Yrigoyen en 1930 aclamará a Alvear como demócrata salvador de la República.
Los comunistas argentinos ni siquiera entendían a Stalin: “El Partido no puede quedarse a la zaga del movimiento, ya que retrasarse significaría separarse de las masas”. Los comunistas citan bien. Pero siempre actúan mal. El PC insultó a Yrigoyen y ensalzó a Alvear. Y en 1945, cuando las masas habían de tomar la historia nacional por su cuenta, las enfrentaron otra vez.
El radicalismo de aquellos días era mayoría absoluta y lo apoyaban incluso las masas trabajadoras.
El radicalismo murió con Yrigoyen. Al desaparecer éste afloraron las contradicciones internas que lo minaban. Y estas contradicciones encontraron en Alvear el sepulturero más cortés (nota: en Carlos Menem, el PJ tuvo su sepulturero). Alvear representaba a las fuerzas conciliadoras con la oligarquía y los monopolios extranjeros.

1935: DEL FRENTE POPULAR A LA UNIÓN DEMOCRÁTICA

La Unión Democrática, la más grande operación que haya conducido el interés extranjero contra la liberación nacional de la Argentina, fue planeada por el PC en las postrimerías de la segunda guerra mundial. El partido la consagró así: “frente democrático nacional antifascista, para aplastar el fascismo y construir una Argentina grande, próspera, feliz y respetada en el mundo”.
La Unión Democrática fue Braden, embajador estadounidense, Antonio Santamarina, Nicolás Repetto (PS) Tamborín y Mosca, Luciano Molina, etc. Rodolfo Ghioldi, decía en un acto en el Luna Park: “Saludamos la reorganización del Partido Conservador operada en oposición a la dictadura que sin desmedro de sus tradiciones sociales se apresta al abrazo de la unión Nacional y que en las horas sombrías y en el terror carcelario mantuvo en la persona de don Antonio Santamarina una envidiable conducta de dignidad civil.
Es inicuo decir con referencia a la II Guerra Mundial: “una parte considerable de nuestro pueblo que mantenía una actitud de indiferencia pues no estaba posesionado del odio necesario contra el nazifascismo”. En verdad, los sectores populares. Particularmente la clase trabajadora, veían con odio al fascismo. Pero también a Inglaterra y EE.UU. los verdaderos e inmediatos enemigos de la América Latina en general y de la Argentina en particular (nota: los comunistas decían que Perón era nazi, por otro lado, en un documento de la CIA de 1954, salido de la embajada estadounidense en Buenos Aires, Estados Unidos analizaba contradictoriamente a Perón como “anticomunista”, pero a la vez decía que aplicaba “ideas comunistas –ver en los documentos de esta biblioteca).

EL PARTIDO COMUNISTA Y LAS MASAS EN ACCIÓN

Los comunistas llamaban a la Unión Democrática “Causa de la libertad, de la democracia y de la soberanía nacional. El acto del 16 de agosto organizado por los comunistas, reunió doscientas mil personas. La manifestación fue encabezada por Tomás de Anchorena. “La coalición de la Unión Democrática además de reunir a los partidos radical, socialista, demócrata progresista y comunista, contaba con el apoyo de los sindicatos independientes, con parte de organizaciones campesinas (sic) y la mayoría de los intelectuales democráticos”.
Por aquellos días estremecedores, los comunistas eran mansos evangelistas mientras los “cabecitas negras” conocían el camino más corto al barrio norte. A este movimiento de las masas argentinas, los comunistas lo llamaron “demagogia antiyanqui”: “Perón supo explotar hábilmente los sentimientos antiimperialistas de nuestro pueblo.
En tanto la clase obrera argentina luchaba contra el capital internacional, los comunistas rodeaban a Braden, símbolo internacional del imperialismo yanqui.
“Marxistas de pacotilla” llamaba Lenin a estos personajes de la política. El PC Argentino paseaba a Lenin por la Recoleta, con música de Echeverría y letra de Bartolomé Mitre. No lo supieron entender, y la movilización del 17 de Octubre aún los demuda.
Allí, cien años de opresión, de mentira, de explotación, de sometimiento, encontraron en el pueblo la dirección que sólo el heroísmo del proletariado puede infundirle a una gesta nacional.
Por eso es una fecha odiada por la oligarquía.
En las masas se subvirtió la historia. Y los historiadores fueron esos millares de obreros y peones.
Analfabetos porque la oligarquía así lo había querido como parte de su historia como clase antinacional. A la que los comunistas se plegaron. La oposición de la izquierda antinacional a Perón.

LA INTELECTUAL LIBERAL DE LA IZQUIERDA

La intelectualidad liberal en la Argentina se recluta en su inmensa mayoría en las clases medias y actúa en los grandes centros urbanos, especialmente en Buenos Aires. Como gente de clase media dependen del orden económico establecido, ya sea como profesionales, periodistas, profesores, técnicos, etc. Muchos de ellos se declaran simpatizantes del socialismo y el comunismo.
En realidad son liberales impuros que platican sobre el socialismo puro.
Su mentalidad es europeísta, producto tanto de la educación impuesta por la clase alta como del orgullo irracional por su origen europeo. La oligarquía, que tenía razones históricas para ello, ha sabido entubar las tendencias agresivas de los grupos humanos extraños –los inmigrantes- desviándolos contra la población nativa, y convirtiendo esas tendencias de la hostilidad social a lo largo de tres generaciones, en repulsa emocional contra el pueblo autóctono y contra la cultura española originaria. El intelectual pensará con disgusto sobre el analfabetismo de las masas, sin comprender que él mismo participa del ordenamiento económico y social que explica el analfabetismo.
La República Argentina es el furto de tres factores: el oro inglés, el libro francés y el brazo italiano”, escribió alguien una vez. Esta ocurrencia es sin embargo verdadera con relación a la mentalidad de la oligarquía y de la intelectualidad de izquierda formada a su vera. Tal fórmula es aplicable a la orientación de la enseñanza universitaria. De una universidad así, sólo pudo advenir una inteligencia segmentada del pueblo y de la propia herencia cultural. La idea de libertad, en estas capas letradas, por eso, jamás coincide con las luchas libertadoras del pueblo.
Para la oligarquía, una “intelligentzia” de izquierda divorciada del pueblo no es temible, pues tales intelectuales están inhibidos por la educación para luchar por objetivos nacionales.
Por eso la historia de la oligarquía asimilada por los intelectuales es la difamación de lo popular encubierta con ideas universales sobre la dignidad de la persona humana.
El verdadero intelectual de izquierda es revolucionario no en las frases sino en los hecho, no sólo en los libros sino combatiendo junto al pueblo y contra las falsas valoraciones culturales de la clase dominante.

LAS ILUSIONES DEL INTELECTUAL DE IZQUIERDA

Las aspiraciones del intelectual de izquierda chocan con el sentimiento no confesado de que tiene derechos para ingresar a capas superiores de la burguesía, pero que por su nacimiento el ascenso no es fácil. Esto explica que el estudiantado, en tanto pequeño burguesía intelectual, bregue en los primeros años de su carrera por ideales de izquierda, para ir sustituyéndolos en los últimos años, ya al borde de su iniciación profesional, por valoraciones sociales moderadas.
La actitud psicológica de esta intelectualidad está viciada en la base. El pueblo es los “derechos del hombre”, “la revolución rusa” o la variante Mao, pero la revolución nacional, como la encabezada por Perón, le da náuseas. Por eso son extranjeros mentales y mucamos de la oligarquía. Por eso no comprenden la lucha nacional de las masas (nota: esto corre tanto para esta izquierda extranjerizante, como los tecnócratas economistas que trabajan para el imperio yanqui).

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