martes, 13 de septiembre de 2011
“...el único sucesor de Perón será el pueblo argentino, que en el último análisis, será quien debe decidir.”
La política de Perón es resultante y síntesis de treinta años de practica social dentro de un mismo cauce histórico, el cauce histórico cada vez más definido y ambicioso de lo nacional, que latía en el interior del país y en las clases populares, coincidentemente hasta ahí lo más castigado y postergado.
Perón se constituyó en uno de los polos de la relación especial líder-masas. Pudo comunicarse, Interpretar e Impulsar más allá de un lazo aparentemente primario los más recónditos anhelos, necesidades y potencialidades de masas que con él pasarían de un estado inorgánico a formas más organizadas.
Sufrimos hoy la muerte de nuestro Líder, la falta de una relación tan vital y prolongada como la propia experiencia política de las mayorías obreras y populares, hasta ahí sin poder ser protagonistas del proceso histórico.
Obviamente ya no va a ser lo mismo. Y el dolor de todo un pueblo expresándose masivamente el 19 de julio también nacía de esa certeza. Las excepcionales y reconocidas cualidades personales de Perón sumadas a toda su trayectoria histórica le otorgaban un lugar decisivo; a muchos de nos. otros —ante la tremenda pérdida del jefe del Movimiento— nos pudo parecer por un momento que su desaparición acarreaba la del Movimiento entero.
Se piensa en una tendencia general a la dispersión. Se teme el papel futuro del Ejército. Aparecen inciertas las acciones próximas de la cúpula sindical y de sectores del Movimiento que la autoridad de Perón mantenía enmarcados. Pero Perón fue la expresión de fuerzas sociales profundas del país. Su proyecto político demostró tener el aval de los trabajadores. Su fruto es el Movimiento, con la extremadamente rica experiencia de los últimos treinta años. La perspectiva de anarquía en nuestras filas realmente no está a la vista. Podrán existir desmembramientos por ambos extremos, quizá de aquellos a los que sólo la autoridad de Perón mantenla dentro. Pero esa línea de dispersión no puede alcanzar el cuerpo central del Movimiento: la clase trabajadora peronista. Tenemos sin embargo la responsabilidad de reforzar las corrientes peronistas las que apoyan, defienden y tienden a profundizar el proyecto del jefe del Movimiento. Ellas tienen que dar un paso al frente y sustituir como pueden, como podamos, el tremendo vacío que nos deja la muerte de Perón.
La tarea es posible. Hay una línea histórica que está trazada y cosas que no se van a romper. El proyecto peronista en sus aspectos sociales se ha hecho carne y cuerpo en forma masiva. No fue yana en ese sentido la lucha que compartió con Perón la compañera Evita. En los aspectos políticos y económicos quedaron claras también muchas concepciones. El principio de solidaridad con el Tercer Mundo, la necesidad de unión latinoamericana, el vínculo con los países socialistas y el rompimiento de las barreras ideológicas ya son hechos indiscutibles para todo peronista. El aparato sindical a nivel de sus conducciones está, con todos sus contactos, sus tramoyas, su aburguesamiento jugado dentro de una política nacional. No tendría capacidad, por otra parte para mantener a la clase obrera pasiva frente a una política antinacional en la que eventualmente podría intervenir.
Habrá que llegar pues en el plano interno a una política que pueda continuar la línea histórica en la que Perón ha expresado a la clase obrera. Así se encontrará un punto de convergencia de todas las fuerzas peronistas que en lo fundamental son leales al proyecto de Perón. Todo esto implica necesariamente un grado de democracia, consulta y acuerdo mayor, y esto por simples razones prácticas: hay que sustituir ahora con una fuerza colectiva lo que representaba Perón en confianza para todos los peronistas. Las fuerzas del Movimiento van a tender a expresiones de carácter más activo.
Perón ha buscado la institucionalización del proyecto nacional. Previó evidentemente su desaparición física, eligiendo a la compañera Isabel como vicepresidente y con eso también como presidente de los argentinos convencido de que proporcionaría la máxima garantía política, más allá de las parcialidades.
Así lo entendió el pueblo argentino respaldado con 7 millones de votos la fórmula en esa oportunidad y ahora apoyando sin ninguna vacilación la gestión de Isabel al frente de la nación lo cual conserva legítimamente el peronismo en el gobierno.
Desde el particular punto de vista obrero peronista, habrá que buscar la unidad y organización política de nuestra clase porque ésta será el eje decisivo para el mantenimiento del proyecto nacional de Perón. Dentro de la propia diversidad que existe en la clase obrera y con todas las contradicciones que se tienen con el aparato vandorista, habrá que mantener el máximo grado de organización y unidad posibles. El proyecto nacional de Perón tendrá así el marco máximo de garantías que nosotros le podamos dar.
Hay que apostar, pues, no a la confianza en los radicales, en el ejército, sino a nuestra propia clase obrera que es peronista y es nacional, tiene poderosas organizaciones de masas y está unida en la política de Perón y en el apoyo al gobierno peronista de la compañera Isabel.
La política de unidad nacional y de desarrollo del proyecto de Perón no la podemos plantear en forma independiente de lo que es nuestra principal misión, garantizar la unidad del desarrollo político de la clase obrera dentro del proyecto. Esto significa un solo sindicato, una sola CGT, una sola 62, un solo proyecto político, el máximo grado de democratización dentro del Movimiento, la no escisión, la no ruptura.
Se perdió fisicamerite el jefe del Movimiento, pero no el Movimiento. La corriente histórica, con su política, sus organizaciones, su propio gobierno, todo esto está. Falta desde el punto de vista individual la expresión más grande del Movimiento. Pero Incluso esa pérdida de Perón se produce cuando nos deja tras él la Unidad Nacional, siendo indiscutido incluso por enemigos enconados de ayer, en la culminación de su fuerza política. ¿Y quién puede cerrar la brecha que se produjo sino el Movimiento y la clase social que ha mantenido una total comunidad con Perón desde el 17 de octubre de 1945 hasta el 12 de junio del 74? Esa continuidad indica que ese Movimiento y esa clase trabajadora son los señalados para cubrir la dolorosa brecha.
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