lunes, 31 de mayo de 2010

F.O.R.J.A Y LA LUCHA POPULAR POR LA LIBERACIÓN NACIONAL (LA “DÉCADA INFAME)


por Juan José Hernández Arregui

CAPÍTULO IV

“En materia económica hace tiempo la Argentina es prácticamente una colonia británica”

Wilburn Burton – The Spectador, Londres 1933


“No hay nada demasiado malo ni demasiado bueno qué no haga un inglés, pero jamás lograréis sorprender a un inglés con las manos en la masa. Todo lo hace en defensa de los principios. Pelea c vosotros por un principio patriótico, os roba por un principio comercial, y os esclaviza por un principio imperial”.

Bernard Shaw

Al caer Yrigoyen el 6 de septiembre de 1930 bajo el triple signo de la depresión mundial de 1929, la ofensiva petrolera yanqui y el retorno político de la oligarquía ganadera al poder, se inicia el desgraciado período de retroceso de Argentina como Nación.
El Gral. Justo se ufanaba de ser el sacerdote de la democracia. Todo fue enajenado en términos legales que hacían de la Argentina una factoría. Presidentes, legisladores, jueces, partidos, prensa, Universidad,
entraron en este vasto engranaje antinacional, mientras el pueblo era aislado y escarnecido por el fraude científico al que la oligarquía denominaba patriótico.
Incluso se fomentaba la propaganda contra el imperialismo yanqui, pero no en la medida que sería a la conciencia histórica de la unidad hispanoamericana, sino a la hegemonía de Inglaterra, que así obturaba en el pueblo argentino la comprensión de su dependencia directamente atada al dominio británico.
Aislar todo pensamiento argentino era la misión combinada de la prensa, la radio, el cine, al servicio de los centros organizadores del poder mundial.
SOFINA, integrada por capitales belgas, franceses, españoles, etc., extendía sus dominios a provincias y municipios. Todos los grupos coordinados entre sí, controlaban los servicios de ómnibus, tranviarios, teléfonos, fábricas de hielo, etc.
La política de la oligarquía, mientras el pueblo era sumido en la miseria, tendía a salvar las familias terratenientes de la ruina provocada por la crisis ganadera y agraria mundial.
El socialismo preparó las leyes de la entrega exigidas por Gran Bretaña y sancionadas por las cámaras con celeridad asombrosa. Los frigoríficos se constituyeron en trust y controlaron el comercio de la exportación de carnes, mientras las empresas, ferroviarias, tranviarias, eléctricas, dictaban sus condiciones al gobierno. Todo el país estaba dominado en materia eléctrica por grupos extranjeros.
El Banco Central, sobre las ideas de Sir Otto Niemeyer, “eminente perito británico” aseguraba a Inglaterra la dirección de la economía de la Nación, como se decía en el mensaje al Congreso. Pinedo (PS) manifestó en el Senado que salvar a los deudores –es decir la oligarquía- era salvar al país.
Con anterioridad a 1945, la Argentina tenía un índice alimenticio inferior a los más pobres países europeos. Toda iniciativa nacional era cegada de sus fuentes. Industriales argentinos deambulaban sin éxito como postulantes de préstamos bancarios. Y mientras se ejecutaba sin dilación a los morosos se concedían créditos a la oligarquía para el fomento de la raza caballar. La Unión Industrial, dirigida por Luis Colombo, estaba ligada a la oligarquía del interior. Dueño de bodegas en Mendoza, era también miembro del directorio de la sociedad Lengs Roberts Ltda.. Un diario lo llamaba “representante de los bancos extranjeros”. Asesor de la Junta Reguladora de la Industria Vitivinícola, además, era director del Banco Central en representación de la industria nacional y sus negocios se entramaban con los ferrocarriles británicos. Luis colombo intervino en la designación del ministro Pinedo.

LA MISERIA POPULAR

Los obreros rurales carecían de toda protección. Desheredados sociales no había para ellos horarios de trabajo, ni descanso semanal, ni vivienda. Los peones dormían en los galpones o bajo las chatas de cara a las estrellas. Se les exigía soltería. En las empresas del norte argentino, los obrajes acuñaban sus propias monedas de cuero y tenían proveedurías donde recuperaban los jornales de hambre pagados a los peones. La situación era general en Salta, Jujuy, Tucumán, Chaco, Santiago del Estero y en la Patagonia.
Mientras los peones rurales, empujados por la miseria, iniciaban su éxodo, aumentaba el ejército de reserva del trabajo, en la ciudad portuaria y demás centros urbanos, todo era barato, pero los comercios estaban vacíos, las salas de espectáculos funcionaban bien los sábados y domingos únicamente.
Era el país mismo y su trabajo nacional el que estaba enajenado por la política económica y monetaria de la clase ganadera, en tanto en Puerto Nuevo funcionaba la “olla popular” para los desocupados.
Los diarios, mediante campañas coordinadas, mantenían en la ignorancia a la opinión pública. La tuberculosis era la enfermedad definitoria de una época y al mismo tiempo millones de argentinos creían en el país más rico de la tierra, como se les había enseñado en la escuela. En el periodismo, los sueldos indecentes se compensaban con la cocaína barata, el ajenjo importado en los despachos de bebidas o en los burdeles y cafetines del centro con mujeres de todas las latitudes y todas las epidermis.
YPF en el año 1934 lograba un ahorro para la economía nacional de 300 millones de la moneda de entonces. Mientras tanto, sobre un total de 190 millones de hectáreas, 120 servían a la ganadería. Pero en los hogares medios y pobres no se comía carne. Y menos en el interior. Es falso que en la Argentina fuera la carne el alimento cotidiano de las capas bajas de la población.

EL NACIMIENTO DE F.O.R.J.A.

F.O.R.J.A., cuyo significado era Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina, ya en la sigla descubre sus orígenes. Fue un movimiento ideológico surgido de la crisis de la UCR acelerada a raíz de la muerte de Hipólito Yrigoyen.
Los rasgos tipificadores del movimiento son los siguientes: 1º) Un retorno a la doctrina nacionalista aunque vacilante de Yrigoyen filiada, en el orden de las conexiones históricas, a las antiguas tradiciones federalistas del país anteriores a 1852. 2º) Retoma en su contenido originario, los postulados ideológicos de la Reforma Universitaria de 1918. 3º) Su pensamiento no muestra influencias europeas. Es enteramente argentino por su enraizamiento con el doctrinarismo de Yrigoyen, e hispanoamericano bajo la influencia de Manuel Ugarte y Raúl Haya de la Torre y el aprismo peruano. 4º) Sostiene la tesis de la revolución hispanoamericana en general y argentina en particular asentada en las masas populares. 5º) Es un movimiento ideológico de la clase media universitaria de Buenos Aires, en sus capas menos acomodadas, con posteriores ramificaciones en el interior del país. 6º) En su posición antiimperialista enfrenta tanto a Gran Bretaña como a EE.UU., en un doble enfoque nacional y latinoamericano.
La idea de FORJA fue lanzada por Arturo Jauretche y antecedida por conversaciones con viejos luchadores del radicalismo como Manuel Ortiz Pereyra, Gabriel del Mazo, Juan B. Fleitas, Homero Mancione (Manzi), A. Gutiérrez Diez, etc.

F.O.R.J.A. EN ACCIÓN

La acción de FORJA tuvo por objetivo inmediato combatir la dirección partidaria de Marcelo T. de Alvear que representaba la tendencia conservadora y oligárquica. En su ánimo de aristócrata, Yrigoyen era “la hidra parasitaria, partido el árbo por un rayo, la planta se seca y se muere”, según decía Alvear.
Waldo Frank, un extranjero, había visto esa revolución de modo muy distinto que el heredero de Yrigoyen y jefe del radicalismo: “Volaron unos aviones, desfilaron unos militares y por la noche, en la Casa Rosada, los terratenientes argentinos tomaron champagne de las mejores vendimias, pagado con el oro de los petroleros norteamericanos”, luego del golpe militar.
Bien pronto, el genio colonialista de Inglaterra habría de desplazar al inexperto y bárbaro imperialismo yanqui. Al iniciarse la “década infame” las inversiones inglesas en la Argentina ascendían a 446 millones de libras esterlinas. Con anterioridad a la Segunda Guerra Mundial, el 60 por ciento de las inversiones extranjeras eran británicas.
La dependencia Argentina está reflejada en las siguientes cifras dadas por Isabel Sisk y Robert Lennie: “La Gran Bretaña compra de un 30% a un 40% de todas las ventas argentinas y notablemente el 90% de sus carnes de la cuota de exportación”.
En 1934, Arturo Jauretche caracterizaba así aquella situación: “La revolución de septiembre a tenido y tiene una finalidad imperialista, se incubó en las empresas petroleras y se ha hecho carne en todos los intereses del capitalismo extranjero al servicio de los grupos yanquis con Uriburu y de los ingleses ahora, ha volteado la democracia porque ella, mediante el yrigoyenismo que cada día precisaba más su definición nacionalista de izquierda,corría el privilegio de explotación conseguido sistemáticamente gracias a los gobiernos oligárquicos, desde el empréstito Baring de 1824, que comienza a crear los eslabones de la cadena”. A renglón seguido puntualizaba el doble carácter económico y cultural del dominio imperialista: “Los institutos de enseñanza se preocupan por formar una mentalidad adocenada que orienta a los abogados, médicos, ingenieros y demás alquilones de esas empresas, preparando las clases dirigentes para la función de capataces que se les asigna y la policía cuida celosamente de ahogar con la persecución lo único argentino que está quedando en el país: la gente humilde que palpa en su miseria la realidad colonial de la patria”. Esta opinión es importante, pues anticipa el ideario de FORJA.

1934: EL LEVANTAMIENTO DE LA ABSTECIÓN

al levantarse la abstención en 1934 en cumplimiento del plan británico, el radicalismo entró en su descomposición final. El pueblo, bajo la presión del fraude y de la deserción del Comité Nacional, cayó en un creciente escepticismo político. Tal descreimiento favorecía los planes de la oligarquía, pero al mismo tiempo, en la compleja y silenciosa realidad colevtiva, se incubaba lentamente en las masas populares como una invisible expansión molecular, un fuerte aunque difuso sentimiento nacional antiimperialista.
Este período asistió, en primer término, al ocaso de los partidos tradicionales adscriptos al sistema de fraude y de la entrega. En los actos radicales, bajo la dirección de Alvear, era cada vez más notorio el divorcio entre el partido con las masas. Las masas se sentían así doblemente defraudadas por la oligarquía y por el radicalismo. Ya el radicalismo –hecho que FORHA no alcanzó a comprender y que determinó en parte su fracaso político- no estaba en condiciones de interpretar a la Nación. Sus contradicciones de clase emergieron en la década del 30 en toda su profunda e insuperable realidad histórica. Los problemas centrales del país se eludían en las tribunas entre loas a la democracia y evocaciones mortuorias del jefe desaparecido y traicionado.
Por aquellos días, un clérigo republicano español, Basilio Álvarez, visitó el país. Asombrado por la potencia numérica del radicalismo, le preguntó a Alvear cómo era posible que no encabezase una revolución. A lo que éste contesto: “Porque yo sería la primera víctima”.
Marcelo T. de Alvear, varón de estirpe, continuaba una añeja tradición familiar. Su abuelo Carlos María de Alvear, a quince años de la Revolución de Mayo de 1810, se dirigía al representante de Su Majestad Británica en estos términos: “Estas provincias desean pertenecer a Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso”. Hoy Carlos María de Alvear tiene la estatua ecuestre más bella de Buenos Aires –y una de las mejores del mundo- ejecutada por el genio de Bourdelle. Pero el arte no compensa el símbolo. En verdad, Marcelo T. de Alvear fue el espíritu de la oligarquía enquistado en el partido más popular que hasta entonces haya existido en la Argentina, pero minado en potencia, desde sus orígenes históricos, por la situación colonial de la Argentina posterior a 1853 como por sus contradicciones de clase.

EL PUNTO DE PARTIDA DE F.O.R.J.A.

Jauretche resumió el estado espiritual de las causas que levaron a muchos radicales a levantarse contra Alvear. FORJA se inspiró en una antítesis de Yrigoyen.
Jauretche contraponía lo nacional a lo antinacional, rehaciendo la vieja tesis yrigoyeniana sobre el “régimen” y la “causa”. También destacaba en Yirigoyen su firme aunque velado sentimiento hispanoamericano y la intuición de las fuerzas secretas que trabajaban por la desintegración nacional. El caudillo radical había iniciado una política nacional defentista de los ferrocarriles, y lo mismo con los servicios públicos. De ahí su política frente al petróleo y a las riquezas del subsuelo, que “no pueden ser objeto de otras explotaciones que las de la Nación misma”. Esta era la posición histórica de Yrigoyen. Pero no para las izquierdas extranjerizantes que lo acusaban de fascista.
Para sofocar la resistencia popular, el “régimen” se valió del propio radicalismo. En efecto, al levantarse la absención el 5 de enero de 1935, se precipitó la desnacionalización del partido. Esto legitimó el vasallaje.

EL ESCLARECIMIENTO DE F.O.R.J.A.

FORJA planteó por primera vez en la Argentina la cuestión del imperialismo británico en sus implicancias nacionales. Esta tarea se desarrolló en tres frentes: 1º) Como lucha interna dentro de la UCR corrompida por sus trenzas políticas y la insolvencia de los dirigentes 2º) En las tribunas callejeras mediante una acción proselitista áspera y electrizada, en medio de la indiferencia desalentadora al principio de la opinión pública, y finalmente, del creciente apoyo de un público político independiente que rodeaba las tribunas de la agrupación. 3º) Mediante libros y folletos, volates y slogans de enérgica connotación argentina.
Si los hombres de FORJA como radicales estaban destinados al fracaso, como ideólogos tenían asegurado, por el vertiginoso crecimiento del país, una misión ideológica progresista. Así Arturo Jauretche decía en una conferencia: “Así la emancipación económica y la justicia social serán el complemento indispensable de la independencia política”. Se anticipaba una década a la bandera que al ser agitada por Perón y tomada por el proletariado argentino habría de romper con la dependencia de un país, materia y fundamento de la lucha patriótica de FORJA.
Uno de los cartelones callejeros que se pegaron en 1935:
¿Los argentinos somos zonzos?
“Ghandi está con la libertad y la democracia, pero quiere que empiece por la India. Empecemos aquí con los frigoríficos, los ferrocarriles, el comercio de cereales, el servicio de luz y demás fuentes de nuestras riquezas nacionales que son las prendas de nuestra libertad. Ni las plutocracias, ni el nazifascismo pelean por nosotros. Esta tarea es nuestra. Sólo hay un nacionalismo: el radical. Sólo hay un radicalismo: el de FORJA”
En 1936, consumada la abdicación del radicalismo decía FORJA: “La Restauración de la Argentina sólo podrá cumplirse sobre la base de la soberanía popular, la emancipación económica y del imperio de la justicia social”.
Diez años después, el 17 de octubre de 1945, el pueblo haría suya esa bandera y confirmaría una anticipación de FORJA: “Si estamos equivocados, nadie nos oirá, pero si el pueblo entiende que estamos en la verdad, ha de secundar la tarea que emprendimos sin vacilación y con altivez de argentinos”.
No estaban equivocados. El 17 de octubre de 1945 divide en dos partes, con la unión eje del Ejército y el pueblo, la historia de la Argentina moderna.

EL DESARROLLO DE F.O.R.J.A.

La piedra angular del sistema rotaba alrededor del comercio de carnes. Esta política era la consecuencia del Tratado de Ottawa firmado pocos años antes por Inglaterra y sus colonias. En 1933, el diario francés Le Monde, decía: “¿Qué es la Conferencia de Ottawa? Un esfuerzo británico para impedir la penetración yanqui en sus propias colonias, en Canadá, y en las Indias, y en sus esferas de influencia, China y América del Sur”.
Por eso a raíz del trato diferencial concedido por la metrópoli a sus colonias, la oligarquía argentina fue presa del pánico. El gobierno, inquieto envió a Londres la misión Roca.
De ahí partieron las exigencias inglesas de reordenar el sistema financiero argentino, la legalización del partido radical como garantía de estabilidad política y el apoyo internacional a la política colonialista británica en América Latina y en la Conferencia Económica Mundial. Todo esto fue cedido por el presidente Justo: Decía Le Monde: Ña colaboración de Sudamérica toma aspectos menos disimulados. Con motivo de la misión Roca a Inglaterra, Sir Samuel insinuó era oportunidad para que la Argentina se incorporara voluntariamente al imperio “con el mismo estatuto e iguales responsabilidades que ligan a los dominios británicos”. El imperialismo fomentaba desarmonías, tendencias separatistas dentro de los propios territorios nacionales, tal el caso de San Pablo en Brasil y Salta en la Argentina, bajo la constelación siniestra de la Standard Oil.
En este clima FORJA desarrolló una doble prédica. En la calle, violentas y estridente. Y en su sótano, una acción de educación ideológica popular. Ya estaba firmado el Tratado de Londres. Había sido tramitado durante la misión, Roca, por un argentino, Guillermo Leguizamón, que mereció por su gestión, un título nobiliario por parte de la corona británica. Sir Guillermo Leguizamón era presidente de empresas ferroviarias inglesas y al mismo tiempo diplomático argentino ante Gran Bretaña. Es decir, el gobierno argentino había enviado con plenos poderes a Londres a Lequizamón para que defienda los intereses argentinos en Inglaterra, sin reparar que Inglaterra por medio de sus capitalistas, le pagaba al mismo Leguizamón para que dirija y defienda sus intereses ingleses en la Argentina.
La UCR permanecía en silencio. A raíz de la muerte de Yrigoyen, de, de capitulación en capitulación, venía apoyando los hechos desde 1930, la política de la oligarquía.
En un volante de FORJA, condensaban la naturaleza y la talla del enemigo a que combatían:
“Jorge Canning escribía en 1824: ‘La América Española es libre y si nosotros los ingleses manejamos nuestros negocios con habilidad, ella será inglesa’ (Carta a Granville, citada por H. Temperley en The Later America Policy of George Canning). Bajo su inspiración e instruicciones, la diplomacia inglesa nos segregó la Banda Oriental del Uruguay y el Alto Perú. Los financieros ingleses Baring Brothers, nos endeudaron sin arriesgar capitales. Los comerciantes ingleses se apoderaron del manejo de la moneda, de la tierra, del comercio exterior. Cien años después, la obra de dominación ha quedado completada y perfeccionada: Ingleses son los medios de comunicación y transporte, inglesas las empresas monopolizadoras del comercio exterior, inglesas en su mayor parte las empresas de servicios públicos, inglesas las más grandes estancias de la República, inglesas las mejores tierras de la Patagonia, inglesas todas las grandes tiendas, inglesas todas las grandes empresas que rinden dinero y están protegidas por el gobierno argentino, inglesas son las voluntades que manejan la moneda y el crédito desde el Banco Central, inglesas sin las directivas a que obedece nuestra política exterior e interior, inglesas “son” las Malvinas y Las Orcadas. Los designios de Canning se han cumplido. Los negocios ingleses se han conducido y se conducen con “habilidad”. ¡Por eso Canning tiene una estatua en Buenos Aires!”

RAUL SCALABRINO ORTIZ: SU INFLUENCIA

Detrás de las ideas de FORJA actuaba la inteligencia de un patriota. Raúl Scalabrini Ortiz quemó su vida al servicio el país. A él se deben los análisis económicos sobre el imperialismo británico, y la intuición primero, y comprobación después, de la apretada textura de intereses materiales y relaciones invisibes, que han condicionado la existencia histórica de la Argentina y la lucha de su pueblo por la emancipación nacional. Scalabrini Ortiz es uno de los grandes constructores de la conciencia histórica de los argentinos.
Un pueblo que adquiere conciencia común de su dependencia, ha entrado en la lucha por la libertad. Todo lo extranjero era intocable para esa minoría educadora. Todo lo nativo dañoso.

PAÍS ARCAICO Y PAIS INMIGRATORIO

En 1934 un viaje a Europa libró a Scalabrini Ortiz de ilusiones. Esas ilusiones que la intelectualidad portuaria, en su abolición cultural, en su espíritu monográfico, convertía en actitud displicente de lo propio. La realidad europea, en su miseria, lo desencadenó de un mito. El mito de Europa. Porque él también había sido formado en las grandes y acuosas veneraciones.
Las ideas de Scalabrini Ortiz no ofrecen muchos matices. Están sólidamente estructuradas alrededor de una idea focal: la Argentina. Por eso, su pensamiento sobre la América Latina y el país, forman una unidad indivisa: “La Argentina está en retardo. Vendida en su falsa opulencia, entró en desdén y se creyó europea o norteamericana y fue tal su locura que hasta lo europeo mismo llegó a despreciar a ratos comparándose en su delirio a la todopoderosa fracción anglosajona de la América del Norte”. Scalabrini Ortiz sabía que esa riqueza no nos pertenecía, que era “una leve apariencia del dominio político” no real. Scalabrini Ortiz probaba que en materia de vehículos, longitud de vías, consumo de maquinarias por habitantes, en marina mercante, electricidad, telares, depósitos bancario y de ahorros, en importaciones totales, la Argentina estaba en último puesto con respecto a las colonias británicas. Y probó también que a través del empréstito de Baring Brothers fue el principio de nuestra dependencia a Gran Bretaña.
Al mismo tiempo, Sir Esmon Ovey, cuando era embajador inglés en Buenos Aires: “Los argentinos son los extranjeros más británicos que he conocido”.

LOS FERROCARRILES ARGENTINOS

El poder de las empresas ferroviarias, por ejemplo, abarcaba a la prensa, la justicia y la Universidad. Ministros argentinos acataban órdenes de Londres. Miguel Ángel Cárcano, embajador ante Gran Bretaña, exponía ante Sir Montagu Eddy, su “opinión contraria a la adquisición por parte del gobierno argentino de la totalidad de la red ferroviaria británica, porque consideraba beneficioso para el país la vinculación de capitales británicos”. En verdad, el proyecto inglés tendía al monopolio total de los transportes –ferroviarios, automotrices, aéreos- en todo el territorio de la República.
Raúl Scalabrini Ortiz demenuzó: “Adquirir los ferrocarriles equivale a adquirir soberanía”.
Se trataba del problema de los ferrocarriles, llave del dominio colonizador inglés y canal al exterior de nuestras exportaciones de carnes y cereales también controladas por Gran Bretaña.
La implacable crítica se basaba en “esa fábula canalla sobre nuestra incapacidad para administrar”. Se dedujo con corrección, que para Inglaterra, el problema residía en sofocar la tendencia argentina hacia la industrialización, o como decía The Economist “hacia el nacionalismo industrial”.
La oligarquía facilitó el dinero a las empresas extranjeras para la construcción de otras redes, y al mismo tiempo, estas empresas recibieron gratuitamente 346.746 hectáreas de tierra que les fueron despojadas a los propietarios nativos.
El poder ferroviario fue superior al de los gobiernos nacionales. Las rentas de las empresas particulares llegaron a superar las de la Nación. Pero no paró ahí el poder de los ferrocarriles. El interés ingles impuso tarifas aduaneras, administró o anuló puertos, orientó o impidió determinados cultivos, enfrenó el desarrollo de poblaciones enteras, escogió presidentes, vetó candidaturas. El país fue distorsionado por el capital colonizador antiprogresista. Scalabrini Ortiz en contraste, recordaba cómo la grandeza de Alemania, Italia y Japón, fue antecedida por el control estatal centralizado de los ferrocarriles. Y también, que en ningún dominio británico, los ferrocarriles eran ingleses, sino nativos.

F.O.R.J.A. FRENTE AL FASCISMO Y LA GUERRA

Desde 1935 FORJA desarrolló una campaña contra el fascismo y la guerra que estalló cuatro años después, y fundada en la realidad histórica de neutralidad que había mantenido sin declinaciones Yrigoyen.
Las ideas de FORJA sobre el fascismo fueron expuestas y al mismo tiempo difamadas. Por otra parte, FORJA nunca atacó al comunismo como sistema. Pero desembrolló lo que había de antinacional en las tácticas del PC a la deriva de la oligarquía probritánica.
Luis Dellepiane fue el único hombre de FORJA que atacó a Rusia. Pero estos ataques no son graves. Más bien frases literarias y en cierto modo, concesiones ideológicas de intelectual de la época del lieralismo. Dellepiane, pese a los deslices literarios, comprendía bien a la intelectualidad de izquierda:
En agosto de 1914, refiriéndose a las maniobras de los dirigentes de la II Internacional que pusieron las masas obreras al servicio de los respectivos capitalismos nacionales, fulminó Lenin la condenación siguiente: “Ajustándose a ellas los partidos obreros en lugar de oponerse a los manejos criminales de sus gobiernos han exhortado a la clase obrera a unirse a los imperialismos”. La táctica del “frente popular”, el apoyo a la pseudo democracia capitalista, el enervamiento revolucionario en las colonias sometidas al imperialismo, las concomitancias ridículas con el Vaticano, he aquí el blanco que Lenin alcanza a través del tiempo.
Dellepiane siguiendo las ideas de Scalabrini Ortiz, explicaba la táctica inglesa aplicada con mano maestra en esta cuestión del nazismo, con sus hierofanes tipo Silvano Santander: “Inesperadamente se denuncia al país la infiltración nazi en la Patagonia, conjuntamente con las maniobras del nacional-socialismo constituido como partido político en nuestro país. De inmediato el confucionismo izquierdista y pseudo democratizante, le hace el juego a la maniobra inglesa iniciando una campaña contra los peligros del nazismo”. : “¡El argentino que hable de la infiltración nazi en la Patagonia, sin decir previamente que de esta colonia inglesa que es la Argentina, lo más inglés es la Patagonia, es un traidor a la patria y a la revolución emancipadora del pueblo argentino! Denuncio aquí la cobarde y venal actitud del izquierdismo y del electoralismo inglés dominante, que es el que ha despertado el apetito del imperialismo alemán en potencia dado el poco trabajo que le cuesta a Inglaterra dominar a la Argentina”.

F.O.R.J.A. FRENTE AL SOCIALISMO Y EL NACIONALISMO

FORJA combatió en todos los frentes. Uno de los hombres activos del grupo, Darío Alessandro, resumió la postura de FORJA frente al socialismo: “Para todos aquellos que no estén al tanto de los medios de que el imperialismo se ha valido para dominarlos, los socialistas son algo así como las vestales, los puros de la política argentina. Ellos parecen ser los líricos de la reivindicaciones populares, los incontaminados en los mil negociados de la politiquería”.
El socialismo había estado contra el país oponiéndose en la Primera Guerra a Yrigoyen mientras se apareaba a la oligarquía. Con el argumento del Estado mal administrador se opusieron furiosamente a la nacionalización del petróleo, resistieron con zaña la política industrializadora, la ley de jubilaciones y pensiones, la reforma universitaria de 1918 (nota: el mismo discurso del neoliberalismo de la década de 1990).
En un artículo de FORJA se hablaba en forma más categórica del Partidos Socialista: “El PS es un partido extranjero y vincula la curva de su crecimiento y decadencia a la de la inmigración. El socialismo padece del mismo mal que nuestro “nacionalismo”. Y es que corresponde a un método mental común. Pretende excluir la realidad para cambiarla en lugar de comprenderla y superarla”.
La crítica de FORJA se quedaba corta. Estos socialistas antimilitaristas y rupturistas de 1914, en la segunda guerra mundial se desgañitarían a favor de la ley de préstamos y arriendos norteamericana con el fin de defender la “democracia” de la Standard Oil y la Shell Mex. Antes, como precedente de este apartamiento del país, Nicolás Repetto y Joaquín Anchorena habían conseguido la derogación de la ley sancionada por Yrigoyen sobre jubilaciones de los empleados de comercio. Alfredo Palacios, pedía en nombre de la juventud libre y democrática, la renuncia del presidente Yrigoyen, y el líder perpetuo de la Reforma de 1918 callaba qué esta fue posible gracias al caudillo radical. Pero frente a la “barbarie” de Yrigoyen, Alfredo Palacios, demagogo incorregible, personaje ubicuo que ha salvado la ropa en todas las crisis del partido, como el pajarraco legendario de Simbad extendía una vez más sus alas funerarias sobre el huevo reluciente de América.

LA POSICIÓN DE F.O.R.J.A. FRENTE A LA UNIVERSIDAD

FORJA actuó también en la Universidad enfrentando la oposición de las izquierdas. Arturo Jauretche decía: “En Caseros empieza la liquidación del partido federal que arrastra su agonía según van siendo liquidados los caudillos de la Federación, Costa, Lagos, Peñalosa. El Partido Federal era el partido democrático, de una democracia bárbara y primitiva si se quiere, pero la única que vivió el país”.
FORJA decía: LA HISTORIA ES UN ARMA.

F.O.R.J.A. FRENTE A LOS EE.UU.

Una de las deformaciones calculadas acerca de FORJA consiste en hacer aparecer su acción como limitada a la lucha contra el imperialismo británico. Nada más falso. Si FORJA centró su propaganda contra Inglaterra, al revés de las izquierdas que vociferaban contra los EE.UU., pero callaban la influencia británica en la Argentina, tal hecho prueba el carácter nacional de su programa emancipador.
El panamericanismo es un término comercial yanqui que dice: “Compren nuestros productos. El senador Preston había resumido así: “La bandea estrellada flotará sobre toda la America Latina hasta Tierra del Fuego, único límite que reconoce la ambición de nuestra raza”.
FORJA, con tal motivo expuso su opinión: “EE.UU. es hoy la más fuerte nación imperialista del mundo. Las inversiones yanquis en nuestra América alcanzan los 6 mil millones de dólares y a 5 mil de las inglesas”. En tanto la izquierda se concentraba en la lucha contra el nazismo, agregaba FORJA: “EL New Deal es la tentativa descarada de reconstruir la ‘prosperity’ salvando por lo pronto el capitalismo nacional”. Y denunciaba FORJA que detrás de la política de “buena vecindad” se afianzaba la opresión de la América Latina desde México al Brasil y Chile: “Esta política del “buen vecino” se caracteriza progresivamente por rebajar la apariencia brutal del sistema imperialista de la Unión. No más cañones ni desembarcos. No más escándalo. Dirá buenas palabras que no cuesten nada y empleará las formas que son instrumentos”. FORJA denunciaba la política de Roosevelt con respecto a Cuba y la farsa de la llamada “enmienda Platt”. Decía: ... hoy la soldadesca de Batista, el “revolucionario” es la guardia blanca de las propiedades e intereses yanquis...En el exterior la nación prosigue por las grandes agencias plutocráticas: United Fruti Company, Electric Bond and State, Standard Oil, Panamerican Airways, Gulf Oil, etc... La inmensa mayoría de las naciones coloniales representadas en la Conferencia de Buenos Aires lo estarán no por los representantes libremente elegidos por las mayorías nacionales sino por los gobiernos cómplices del imperialismo, cualesquiera sea su bandera. Sólo una Interpopular Americana podrá resolver los problemas de la vida y el destino de nuestros pueblos hoy esquilmados y escarnecidos en su dignidad”.

F.O.R.J.A. FRENTE AL 17 DE OCTUBRE DE 1945

El 17 de octubre de 1945 FORJA emitió un comunicado:
La Junta Nacional de FORJA en presencia de la agitación oligárquica promovida por las fuerzas de la reacción, en connivencia con los trabajadores ante el riesgo de una restauración económica y de dominación imperialistas establecidos desde el 6 de septiembre de 1930 por la misma confabulación de intereses e ideologías. Declara: Que en el debate planteado en el seno de la opinión está perfectamente deslindado el campo entre la oligarquía y el pueblo, cualesquiera sean las banderas momentáneas que se agiten, y que en consecuencia en su deber argentino, expresa su decidido apoyo a las masas trabajadoras que organizan la defensa de sus conquistas sociales”. Respecto a la UCR, decía: “Que el comité Nacional que se atribuye la representación de la UCR se ha pasado al campo de la oligarquía al desoír la opinión y las orientaciones de las figuras representativas del radicalismo yirigoyenista”. El comunicado terminaba así: “Pan, Patria y Poder para el Pueblo”.

Mientras tanto, el Partido Comunista decía: “Ciudadanos: Buenos Aires ha sido invadida por hordas bárbaras que al amparo policial, han cometido toda clase de desmanes y atropellos. Ocupe su puesto de lucha contra la dictadura”.

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