
por Rubén Darío
¡Yo os saludo desde el fondo de la pampa! ¡Yo ossaludo
bajo el gran sol argentinoque como un glorioso escudocincelado en oro finosobre el palio azul del viento,se destaca en el divinofirmamento!
Os saludo desde el campo lleno de hojas y de lucescuya verde maravilla cruzan potros y avestruces,o la enorme vaca roja,o el rebaño gris, que a un tiempo luz y hojabusca y muerde,en el mágico ondularque simula el fresco y verdetrebolar.
En la pampa solitariatodo es himno o es plegaria;escuchadcómo cielo y tierra se unen en un cántico infinito;todo vibra en este grito:¡Libertad!
Junto al médano que fingeya un enorme lomo equino, ya la testa de una esfinge,bajo un aire de cristal,pasa el gaucho, muge el toro,y entre fina flor de oroy entre el cardo episcopal,la calandria lanza el trinode tristezas o de amor:la calandria misteriosa, ese triste y campesino
ruiseñor.
Yo os saludo en el ensueñode pasadas epopeyas gloriosas;el caballo zahareñodel vencedor; la bandera,los fusiles con sus truenos y la sangre con sus rosas;Ia aguerrida hueste fiera,la aguerrida hueste fiera que va a toque de clarín,el que guía, el Héroe, el Hombre;y en los labios de los bravos, este nombre:¡San Martín!
De la pampa en las augustassoledades,al clamor de las robustascien bocinas del pampero, yo saludo a las ciudadesde la mar,con sus costas erizadas de navíos,con sus ríosdonde mil urnas colmadas su riqueza han de volcar.
¡Argentinos, Dios os guarde!Ven mis ojos cómo riegaperla y rosa de la tardeel crepúsculo que llega,mientras la pampa iluminarojo y puro, como el oro en el crisol,el diamante que prefiere la República Argentina :¡Vuestro Sol!
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