La misión de Lombardo Toledano
[1]
28 de mayo de 1938
El título de este artículo puede parecer sorprendente e incluso injustificado: no hay relaciones diplomáticas entre la URSS y México. Parecería entonces que Stalin no pudiera tener una política particular con respecto a México. Sin embargo, semejante conclusión sería perfectamente superficial. Stalin tiene -¡y cómo!- una política con relación a México, sobre todo desde que el gobierno de Cárdenas decidió darle hospitalidad a Trotsky[2]. Recordemos algunos hechos, los más indiscutibles y los más elocuentes.
Al inicio del gobierno del presidente Cárdenas, el denominado Partido “Comunista” de México, es decir, la agencia directa de Moscú, exigía que el gobierno de ese país presente sus excusas a Stalin por los procedimientos del gobierno de Calles-Ortiz Rubio[3] con relación a la URSS, y no habiendo obtenido las disculpas, calificó de “fascista” al gobierno de Cárdenas. Tal es la línea general antes del gran giro.
Lombardo Toledano se dirigió a Moscú en 1935 para ser allí iluminado por la gracia divina. Y naturalmente el “Espíritu Santo” descendió hacia él y le mostró la luz. No es posible ser oficialmente un amigo de Moscú sin denigrar, calumniar y combatir a Trotsky con todas sus fuerzas. Toledano se endosó esta obligación y se consagró a ella lo mejor posible. En nombre de los obreros mexicanos, se opuso al derecho de asilo para Trotsky. Felizmente, los argumentos que dio no le parecieron convincentes al general Cárdenas quien tiene de la democracia y del derecho a asilo una concepción muy diferente que la del devoto discípulo de Moscú[4].
Trotsky llegó a México en enero de 1937. Durante los primeros meses, el Partido Comunista dudaba aún en cuanto a la línea política a seguir en este asunto. Esto es porque Moscú no había tomado aún una decisión con respecto al tema. Para Laborde, Toledano era todavía un enemigo mortal. Y así se llegó a la escisión de la CTM a fines de mayo[5]. La polémica entre quienes habían sido hermanos, o mejor dicho, los compadres en la víspera, era extremadamente violenta. Pero Moscú tomó su decisión. Browder, el jefe del PC de Estados Unidos vino a México en persona para dirigir esta cuestión[6]. Le dio a Laborde la orden de ponerse de rodillas frente a Toledano quien fue proclamado especialmente agente número 1 de Moscú. La unidad sindical se restableció. El Congreso de la CTM se preparó bajo la férula de Moscú.
Pero ¿qué buscaba Moscú con esto? La respuesta es simple y clara: la expulsión de Trotsky de este país, en otros términos, su entrega a las manos de la GPU. Hace años que la política interna de la URSS se resume a la lucha contra el trotskismo. Se ha inventado y puesto en escena una serie de procesos monstruosos. Miles de personas fueron arrestadas, “juzgadas”, fusiladas. Decenas de miles fueron apresadas y deportadas. Todos los fantásticos crímenes imputados a las víctimas del innoble buró de Moscú, si se le cree a Stalin y su Vichinsky, convergen infaliblemente en la personalidad del exiliado que se encontraba antes en Francia y Noruega y que vive hoy en México. El número de las víctimas, la amplitud de los esfuerzos, la interminable campaña de calumnias y de persecuciones, los asesinatos de pretendidos trotskistas en el extranjero, todo indica con evidencia absoluta el precio pagado por Stalin para combatir, y si fuera posible, terminar con aquel que la pandilla del Kremlin considera su enemigo número uno. ¿Cómo es posible entonces creer que Stalin no tiene política para México? Tiene una y muy precisa. En las preocupaciones de Stalin, Coyoacán ocupa uno de los primeros lugares.
Pero, ¿cómo conseguir sus fines? El partido stalinista de México es demasiado insignificante para que su “oposición” pueda llegar a algún lado. Es preciso entonces abandonar las acusaciones de “fascismo” contra el gobierno de Cárdenas. Por el contrario, es necesario demostrar una Devoción Absoluta a Lázaro Cárdenas, a quien ayer trataban de fascista. Es necesario demostrar al gobierno que está rodeado de enemigos y que sólo encontrará salud en los brazos de Stalin.
Pero Laborde es demasiado insignificante para tal misión. Sólo debe limitarse a apoyar a Toledano, escondiéndose modestamente detrás de él, y asistimos así a esta escena edificante: Lombardo Toledano, stalinista de la última hora, pero con celo irreprochable, se transforma al mismo tiempo en cardenista 100%.
En la manifestación pública del 20 de noviembre en presencia del presidente, Laborde pronunció un discurso en el que acusaba a Trotsky de complicidad con los generales “fascistas” Villarreal y Cedillo y con Pepe Vasconcelos[7]. El objetivo de este complot fascista habría sido el de voltear al gobierno de Cárdenas. ¿Esta construcción les parece demasiado absurda? En verdad lo es. Pero no más absurda que las otras acusaciones lanzadas por Moscú y en todo caso hecha en el mismo estilo. Nunca Laborde hubiera pronunciado tal discurso sin el permiso, o mejor dicho, sin una orden directa de Moscú. Se discierne en esta falsificación grosera las líneas generales del plan de la GPU: utilizar el peligro fascista, real o imaginario, crear una amalgama entre Trotsky y los fascistas, verdaderos o supuestos, demostrar al gobierno su devoción más vale pretendida que real, y bajo este disfraz político, acabar con el enemigo número 1.
Este plan se inspira en la experiencia española. Stalin se aprovechó de la insurrección del general Franco contra el gobierno republicano para imponer su dictadura a este último[8], y, utilizando las condiciones “favorables” de la guerra civil, terminar con los más eminentes enemigos de Stalin en el suelo español. El mundo entero conoce por otra parte el partido que ha sacado la GPU en la península Ibérica, el asesinato de Andrés Nin*, expulsado antes de la Unión Soviética, el asesinato de teóricos anarquistas[9], la eliminación de Erwin Wolf*, antiguo secretario de Trotsky y de cientos de personas menos conocidas. Esta experiencia parece haber satisfecho extraordinariamente a la GPU. ¿Por qué no intentar la misma experiencia en México?
Es verdad que aún no tenemos guerra civil. Pero, con la ayuda de la GPU, puede estallar. Así como, el ejemplo de Francia lo muestra, la GPU tiene agentes en todos lados, tanto en el campo de la izquierda como en el de la derecha. Entre los rusos blancos de Francia, hay muchos agentes de la GPU que, siguiendo las necesidades, actúan tanto contra los monárquicos como contra los trotskistas[10]. La GPU es perfectamente capaz de ayudar incluso a los fascistas en México para acelerar un movimiento insurreccional con la mano derecha, mientras que con la mano izquierda, es decir con Lombardo Toledano y Laborde, le da su apoyo al gobierno[11]. Tal es el verdadero plan.
Pero, ¿Lombardo Toledano va a prestarse a ese juego? Ya se ha prestado. ¡Y con qué encarnizamiento! Comenzó por acusar a Trotsky, en reuniones públicas, de preparar la huelga general para derribar al gobierno mexicano. Esta denuncia parece totalmente increíble, pero es un hecho que la prensa mexicana lo ha hecho público a su tiempo. Si Toledano se arriesga a hacer semejantes afirmaciones, es porque se comprometió a hacerlas. No es casualidad que Browder haya venido a México, ni por la cara bonita de Lombardo es que Laborde se pone de rodillas frente a él. Do ut des. Para aprovecharse de la ayuda de Moscú para sus propios fines políticos, Toledano no sólo debe llevar al suelo mexicano la campaña anti trotskista, sino también debe ayudar a su jefe a llevarla hasta su desenlace final.
¿Pero Toledano es un cardenista convencido? Sí, exactamente de la misma manera que Laborde quien, bajo las órdenes de Moscú, transforma al presidente “fascista” en héroe nacional. Estos hombres son cardenistas o anti cardenistas según los objetivos de Moscú. Son agentes disciplinados, es todo, y siempre listos para dar el giro más brutal y más inesperado. No es necesario refutar aquí las acusaciones de complicidad con los fascistas, llevadas contra Trotsky y sus amigos, las falsificaciones de Moscú y sus agentes, porque sólo pueden parecerle convincentes a los imbéciles y a los canallas, y nosotros no escribimos ni para los unos ni para los otros. Evidentemente estamos lejos de negar los peligros fascistas que pueden amenazar no sólo al gobierno de Cárdenas sino al futuro de nuestro país. La nueva crisis mundial que se anuncia cada vez más profunda exacerbará las luchas sociales en el mundo entero, y también en México y su periferia. La lucha contra la reacción y particularmente contra su forma más bárbara, el fascismo, es el deber más elemental y más imperioso de todo obrero, campesino e intelectual honorable y valiente, consciente de sus intereses de clase y de los intereses de su pueblo. Pero lo peor que le puede suceder a nuestro pueblo es que esta lucha se dé bajo la dirección de los agentes de Moscú. La GPU ahogó en España junto a la revolución social, la independencia de las organizaciones obreras y campesinas. Tal es la razón fundamental por la que el heroísmo revolucionario sin límites y los innumerables sacrificios del pueblo obrero español no conducen más que a reveses y derrotas. El pueblo trabajador de México no quiere y no permitirá la repetición de los mismos procedimientos. ¿La lucha contra el fascismo? Sí, con todas nuestras fuerzas. ¿La dirección de la GPU por intermedio de sus agentes? No, no y no. Esto sería el desastre. Y nosotros aspiramos a la victoria.
NOTAS
[1] 1 Artículo publicado en Hoy del 28 de mayo de 1938, bajo la firma de Diego Rivera. La forma y el contenido conducen a pensar que era uno de los artículos escritos por Trotsky y firmados por el pintor como este último lo indica en una carta de enero de 1939: se trataba de evitar la acusación de injerencia en la vida política mexicana. Traducido del francés de la versión publicada en Oeuvres, Tomo 17, pág. 265, editada por el Instituto León Trotsky de Francia.
[2]El presidente Cárdenas había accedido a fines de 1936 a la demanda de asilo político para Trotsky que le había sido presentada por Diego Rivera, con el apoyo del general Mujica.
[3] Plutarco Elías Calles (1877-1945), devenido general durante la revolución, había sido presidente de México desde 1924 a 1928, con el apoyo de EEUU; hasta la presidencia de Cárdenas, y bajo diferentes presidentes, fue el verdadero jefe del país. Pascual Ortiz Rubio (1877-1963) fue uno de sus hombres: fue presidente desde 1930 a 1932. Los gobiernos mexicanos de la época “callista” se negaban a tener relaciones diplomáticas con la URSS.
[4]Lombardo Toledano había combatido el otorgamiento de asilo a Trotsky, explicando que éste combatía la colaboración de clases, base de la política del gobierno y del sindicato. El gobierno fue inundado con telegramas de protesta provenientes de los sindicatos de la CTM.
[5]Hernán Laborde (1896-1955), ferroviario, fue secretario del Partido Comunista Mexicano desde 1929. La escisión de la CTM se había producido en el IV Consejo Nacional de esta central. El conflicto se refería sobre todo al lugar del PC en el Frente Popular. El PC había fundado un “Comité de Organización del Frente Popular”. La CTM de Lombardo Toledano consideraba que el Frente Popular se realizaría en el interior del partido gubernamental reorganizado. El secretario de organización, Fidel Velázquez, excluía sistemáticamente a los comunistas de los puestos de mando. En el Consejo Nacional, anunció de entrada el rechazo a reconocer mandatos y delegados de varias organizaciones controladas por los miembros del PC, el sindicato de docentes, la alianza de los trabajadores del Estado, la Federación de Trabajadores de Nuevo León y los de La Laguna, etc.: algunas de ellas se habían constituido como sindicatos independientes sólo para aumentar el número de los mandatos controlados por el PC. Lombardo Toledano dio su apoyo a Velázquez. Los sindicatos más grandes (sobre todo los ferroviarios, mineros, petroleros, electricistas) dejaron la sesión para reunirse en “Consejo Nacional” en la sede de los ferroviarios y proclamarse la dirección de la CTM. Esta CTM bis que se pretendía la “única verdadera” tenía en su dirección tres secretarios de la CTM (sobre siete) de antes de la escisión.
[6]Earl Browder, secretario general del PC americano, miembro del Ejecutivo de la Internacional, era el responsable de los partidos comunistas del continente. Pronto tomó partido contra el PCM, publicando en el Daily Worker sólo la carta de Lombardo Toledano acusando a los comunistas mexicanos. Luego se dirigió a México en donde, al término de largas discusiones, obtuvo del comité central del 26 al 30 de julio una resolución autocrítica sobre la “unidad a cualquier precio”.
[7] El general Saturnino Cedillo (1890-1939), dinamitador de trenes devenido en general, antiguo ministro de agricultura, era el cacique de San Luis Potosí. La prensa comunista y la de la CTM lo acusaba de preparar una sublevación contra Cárdenas: el general era, sino fascista, al menos un reaccionario obtuso y brutal. José Vasconcelos (1881-1959), intelectual, antiguo rector de la universidad y ministro de educación, se había exiliado en EEUU y no había dejado de evolucionar hacia la derecha. Por el contrario, Antonio I. Villarreal (1879-1944), organizador antes de la guerra del Partido Liberal, fundador de la primera central sindical nacional, la CNT, presidente de la convención de Aguascalientes, no podía considerarse “fascista”. La amalgama entre él y estos dos hombres de extrema derecha era utilizada porque a pesar de no haber podido tomar parte de la Comisión Dewey por razones prácticas, había afirmado su solidaridad con los objetivos de la investigación y su indignación por las calumnias lanzadas contra Trotsky.
[8] Francisco Franco Bahamonde no sólo era uno de los jefes del pronunciamiento español de julio de 1936 sino que se había convertido rápidamente en caudillo de la España “nacionalista”. Se sabe de qué manera Stalin había utilizado la necesidad de armas de la República para dictar sus condiciones al gobierno.
[9] El único “teórico anarquista” asesinado en esta época era el italiano Camillo Berneri (1897-1937) arrestado en su domicilio y hallado muerto en la calle al día siguiente de las “jornadas de mayo”.
[10] Trotsky hace alusión al hecho de que algunos de los principales hombres de la GPU comprometidos en el asesinato de Ignace Reiss en septiembre de 1937 eran emigrados blancos como Sergei Efron y Vadim Kondratiev.
[11] Trotsky parece haber tenido la idea de que la GPU podía actuar del lado de Cedillo.
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