miércoles, 6 de enero de 2010

Adiós al Coronel


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por Jorge A. Ramos

Al día siguiente de morir Perón, el 1 de julio de 1974, escribí un articulo precisamente con este titulo, "Adiós al coronel". La acongojada multitud que asistió a la despedida final, seguramente no leyó esas notas. Pienso que tampoco las leyeron aquellos pretores acaudillados por el general Videla que tomaron el poder en 1976, justamente cuando salía a la calle un libro mío con ese mismo título.
Excuso decir, que tanto el libro como su autor, quedaron fuera de circulación al mismo tiempo que yo era procesado por el general Harguindeguy. Este último, paradigma del honor militar, había sido jefe de policía de la Presidenta Señora de Perón y su carcelero, en el curso de solo 24 horas.
Al recordar mi despedida al general Perón en 1974, al cumplirse hoy dos décadas de su muerte, recuerdo que hice un esfuerzo para evocarlo desde una perspectiva histórica. Había sido el hombre mas odiado y él mas amado del siglo y supongo que en este orden de cosas superaba al otro gran caudillo execrado por la misma oligarquía una generación antes: Hipólito Yrigoyen. Tomo en préstamo a Manuel Gálvez una feliz expresión: la gran virtud de Perón fue haber inventado un socialismo para uso de los criollos.
Se pretendía que Perón fuese de derecha o de izquierda. Pero usaba las dos manos, como él decía, y su movimiento, por estar constituido por diversas clases sociales, profesiones y grupos, individualidades diversas, ideologías múltiples, fue una síntesis de la Argentina de su tiempo, un Frente Nacional Revolucionario al que la jefatura de Perón impuso su sello personal, sus defectos, tanto como sus virtudes.
No faltaron sectores extraños, originarios de la pequeña burguesía que pretendieran señalar a Perón cómo conducir el movimiento. Habría sido ridículo, sino hubiera sido trágico. Hasta su último día Perón conservó la total lucidez de su misión.
En un país semicolonial, como era y es la Argentina, parte de una América Latina dividida y saqueada, solo es posible marchar hacia delante reuniendo en la lucha a un vasto Frente Nacional que aspire a la soberanía política, a la independencia económica, a la justicia social y a la unidad latinoamericana.
Esta última hoy esboza su realización en el Mercosur, al que le falta todavía la conciencia de los ideales comunes cuyo precursor fue Manuel Ugarte a principios de siglo y Juan Perón luego.
Como presidente, Perón concibió una alianza con el Brasil de Getulio Vargas y con el Chile del general Ibáñez. En sus notables discursos en la Plaza de Mayo y desde el Palacio de la Moneda, en Santiago de Chile, diseño ese único camino de salvación para los latinoamericanos. Y ese fue uno de los rasgos proféticos del más grande argentino del siglo XX.

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