viernes, 20 de julio de 2012
Notas sobre el caso de Puerto Rico
por Pedro Albizu Campos
Pedro Albizu Campos (1927)
Partido Nacionalista de Puerto Rico
Vice-Presidencia
Enviado especial a la Naciones de América
Isla de Puerto Rico
3640 millas cuadradas
Población: 1,500,000 almas
El imperialismo de Estados Unidos
El caso de Puerto Rico
La destrucción sistemática de la nacionalidad puertorriqueña
Tesis General:
El Nacionalismo puertorriqueño sostiene que existe hace más
de un siglo el imperalismo sistemático de Estados Unidos dirigido, hasta hace
poco, exclusivamente contra las naciones iberoamericanas, y actualmente,
encaminado a imponer una hegemonía mundial yanki.
Que la actual ocupación militar de Puerto Rico es uno de los
tantos casos en el avance imperial norteamericano hacia el sur, y que debe
verse esta invasión en su aspecto global de una guerra continua contra nuestras
nacionalidades.
Que Estados Unidos pretende someter a nuestras
nacionalidades a una explotación económica permanente, y que para ese fin
recurre lo mismo a medios diplomáticos que a medios bélicos para imponer
servidumbres internacionales a su favor con el consentimiento forzado de las
víctimas.
Que nuestras nacionalidades pueden en el momento actual
detener esa ofensiva yanki si saben aprovechar la situación creada por el
conflicto en pie entre los imperialismos europeos, asiático y yanki.
Que no es posible ninguna forma de panamericanismo porque en
América se ha reproducido la lucha tradicional entre los pueblos del norte y
los del sur de Europa, con la enorme diferencia que los iberoamericanos no han
sabido conservar la hegemonía que les legó España en el Nuevo Mundo.
Que es innecesario probar la unidad de nuestras
nacionalidades, y hay que reconquistarla. Para ello tenemos que retrotraernos a
la época Bolivariana y hacer revivir la sabia política del Libertador como base
insustituible para restablecer la hegemonía de Ibero-América libre y soberana.
Que nuestros pueblos se desmoralizan debido a la ideología
defensiva imperante convirtiéndolos en víctimas del invasor, y, que hay que
restaurar su tradicional espíritu ofensivo que los conduzca a la hegemonía a
que tienen derecho.
Que hasta tanto se consiga restaurar para nuestras
repúblicas la unidad del imperio colonial, debe identificarse la organización
cultural, política, económica, y militar de cada una de ellas, para menos de
treinta mil hombres que encuentren tumba adecuada en la tierra que osaron
ultrajar con su presencia. Este es un castigo que la más pequeña de nuestras
naciones puede imponer para que el invasor la respetase. Como necesidad debe
implantarse el servicio obligatorio militar en todas nuestras naciones.
El caso de Puerto Rico:
La anexión de Puerto Rico obedece a un plan premeditado
respondiendo a una intención que duró un siglo. Las instrucciones secretas
dadas al ejército invasor revelan la conveniencia de asimilarse a un pueblo de
alta civilización en 1898, una nación organizada y de vanguardia en todas las
actividades humanas, y esto, reconocido por los invasores.
El Tratado de París en nada obliga a Puerto Rico porque no
fue parte contratante, y no era una factoría que España pudiese ceder y Estados
Unidos anexar, sino una nación civilizada y cristiana, de superior cultura y de
personalidad propia reconocida por la misma España en virtud de la autonomía
que estableció el derecho de concertar tratados con otras potencias,
definiéndose de la manera más formal una de las prerrogativas de pueblo
definido y soberano.
Estados Unidos reconoce la nacionalidad puertorriqueña
porque la mantiene separada de su cuerpo político por una ocupación militar;
porque ha rehusado convertirla en “estado” federado, su forma normal de
gobierno, dándose cuenta de que Puerto Rico no es asimilable.
Los planes sistemáticos para destruir la nacionalidad
puertorriqueña
El ataque contra la cultura hispánica de Puerto Rico.
Implantación de un sistema de instrucción pública obligatorio imponiendo el
idioma inglés como único vehículo de enseñanza y reducción de nuestro idioma a
la condición de lengua extranjera en nuestra propia tierra.
El ataque contra el propietario puertorriqueño. Destrucción
de la industria puertorriqueña implantando el cabotaje libre entre Puerto Rico
y Estados Unidos e imponiéndonos sus aranceles para someternos al mercado
norteamericano, mientras se negaba toda protección a la industria nativa y se
le hostilizaba para todos los medios fiscales administrativos.
Destrucción del comercio puertorriqueño extranjero (no
yanki) con los mismos métodos citados.
Destrucción del terrateniente puertorriqueño en igual forma,
creándose los enormes latifundios yankis e imponiéndonos una especialización de
producción: Azúcar, tabaco, y café, que nos obliga a depender para la
subsistencia del mercado yanki. Durante la ocupación militar yanki han
desaparecido, 52,000, (cincuenta y dos mil) terratenientes, se ha aumentado la
clase proletaria en medio millón de almas.
Explotado, se ha aprovechado de nuestra densidad de
población, la más alta en este continente, para imponer jornales de sesenta
centavos o a lo más de un dólar en las centrales, que tienen sus propias
tiendas que vuelven a recoger el poco dinero que lanzan al mercado. Mientras
tanto, el comercio de Estados Unidos nos impone sus peores mercancías al precio
más alto en virtud del monopolio de que dispone por la exclusión de toda
competencia, exclusión establecida por el arancel.
En Puerto Rico se reúnen dos extremos: los jornales más
bajos y los precios más altos de América. Para mantener esa situación, el
gobierno yanki se opone a la emigración y a la industrialización, aunque simula
un interés en ambas cosas. Por supuesto, todo el poder público queda en sus
manos; toda la legislación colonial tropieza con el veto irrevocable del
Presidente de Estados Unidos. El Congreso de Estados Unidos se reserva el
derecho de derogar o enmendar todas y cada una de las leyes coloniales; el
poder judicial está en manos finalmente, del Tribunal Supremo de Estados
Unidos.
El cabotaje libre beneficia casi exclusivamente a los yankis
ya que los grandes intereses en azúcar, tabaco y frutas están en sus manos. Eso
explica como Puerto Rico aparezca tan rico en números y muerto de hambre en
realidad.
El Nacionalismo Puertorriqueño entiende que este es el plan
que Estados Unidos pretende desarrollar en todas nuestras naciones, ya
implantado en varias repúblicas, aunque en ellas no avanza con la rapidez que
ha habido en Puerto Rico, porque en nuestra tierra los invasores retienen en
sus manos todo el poder público.
No obstante esas condiciones, la nota hispánica más intensa
se está dando en Puerto Rico, según dijo el gran Vasconcelos, y el nacionalismo
se ha impuesto.
fuente:Puerto Rico entre siglos
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