lunes, 10 de enero de 2011

Proyecto nacional


por Lázaro Cárdenas

Política Obrera

Para contribuir al desarrollo de la organización obrera, se procuro la formación y crecimiento de grandes sindicatos, representativos del interés profesional en las distintas ramas industriales, y el resultado de esta labor, se evidencia en la fuerza actual de esta clase de agrupaciones, que han logrado mejoramiento económico y social.
Es por esto también que no descansare en repetir constantemente, como lo hago hoy, que se realice la organización de los trabajadores en un frente único, en el que todos se tiendan la mano y dentro del que, con particularidad, sean acogidas las agrupaciones que, por ignorancia o indolencia, están aun divorciadas de este propósito de organización general, pues en otra forma será sumamente difícil podernos conducir con éxito por el camino de su plena emancipación dentro de los causes que con tanto acierto han señalado la Revolución en su plan sexenal.
La política del gobierno esta dirigida a mantener el equilibrio entre los factores que intervienen en la producción que son el trabajo y el capital. Para que ese equilibrio sea estable, es necesario que repose en una ancha base de justicia social y en un elevado espíritu de equidad que presida las relaciones obrero-patronales.
El país fue testigo de cómo el Ejecutivo Federal encaminó a los trabajadores hacia la obtención efectiva de cuanto la ley les otorga; así como del apoyo a las demandas legitimas de aquellos hasta hacer del respeto a las mismas una situación orgánica; y por eso ahora, también testifica la nación los propósitos y los actos del gobierno para que a ese logro de derechos corresponda una fecunda compensación y realización de deberes, como medio estabilizador no solo de los intereses económicos, que redundan en prosperidad material, sino también en los altos intereses del espíritu humano, que significan entendimiento, cooperación y justicia para tranquilidad y grandeza de la patria.

Los catorce puntos de la política obrera

1. Necesidad de que se establezca la cooperación entre el gobierno y los factores que intervienen en la producción, para resolver permanentemente los problemas que son propios de las relaciones obrero-patronales, dentro de nuestro régimen económico de derecho.
2. Conveniencia nacional de proveer lo necesario para crear la Central Única de Trabajadores Industriales, que dé fin a las pugnas intergremiales nocivas, por igual, a obreros, patrones y al gobierno.
3. El gobierno es el árbitro y el regulador de la vida social.
4. Seguridad de que las demandas de los trabajadores serán siempre consideradas dentro del margen que ofrezcan las posibilidades económicas de las empresas.
5. Confirmación de su propósito expresado anteriormente a los representantes obreros, de no acordar ayuda preferente a una determinada organización proletaria, sino al conjunto del movimiento obrero representado por la Central Unitaria.
6. Negación rotunda a toda facultad a la clase patronal para intervenir en las organizaciones de los obreros, pues no asiste a los empresarios derecho alguno para invadir el campo de la acción social proletaria.
7. Las clases patronales tienen el mismo derecho de los obreros para vincular sus organizaciones en una estructura nacional.
8. El gobierno esta interesado en no agotar las industrias del país, sino en acrecentarlas, pues aun para su sostenimiento material, la administración pública reposa en el rendimiento de los impuestos.
9. La causa de las agitaciones sociales no radica en la existencia de núcleos comunistas. Estos forman minorías sin influencia en los destinos del país. Las agitaciones provienen de la existencia de aspiraciones y necesidades justas de las masas trabajadoras que nos se satisfacen y de la falta de cumplimiento de las leyes del trabajo que da material de agitación.
10. La presencia de pequeños grupos comunistas no es un fenómeno nuevo ni exclusivo de nuestro país. Existen estas pequeñas minorías en Europa, en los Estados Unidos y, en general, en todos los países del orbe. Su acción en México no compromete la estabilidad de nuestras instituciones, ni alarma al gobierno ni debe alarmar a los empresarios.
11. Más daño que los comunistas, han hecho a la nación los fanáticos que asesinan profesores; fanáticos que se oponen al cumplimiento de las leyes y del programa revolucionario y, sin embargo, tenemos que tolerarlos.
12. La situación patronal reciente no se circunscribió a Monterrey, sino que tuvo ramificaciones en otros centros importantes de la Republica como La Laguna , el Distrito Federal, Puebla y Yucatán.
13. Debe cuidarse mucho la clase patronal de que sus agitaciones se conviertan en bandería política, porque esto nos llevara a una lucha armada.
14. Los empresarios que se sienten fatigados por la lucha social pueden entregar sus industrias a los obreros o al gobierno. Eso será patriótico: el paro no.

Las huelgas

Las huelgas son fenómenos propios del reacomodo de los factores de la producción. Se presentan cuando las justas aspiraciones de mejoramiento que por una u otra circunstancia los trabajadores no pueden expresar, encuentran ambiente propicio para transformarse en demandas concretas. Si se resuelven con espíritu comprensivo y justiciero, a la postre producen beneficios a la economía en general.
Es cierto que las agitaciones y las huelgas son molestas y causan alarma en el país; pero no puede esperarse que el poder publico, dentro de sus facultades, contribuya a temperarlas, mientras no tenga pruebas suficientes de que el sector patronal se apresa a respetar la ley.
Y, no obstante las declaraciones de mi gobierno, comprobadas en la práctica, de que ajustara todos sus actos a la ley, hasta hoy las autoridades no han tenido la cooperación ni de la industria ni de la banca ni del comercio, a pesar de los propósitos que ustedes declaran.
Las clases obreras saben que no pueden apropiarse de las fábricas y demás instrumentos de trabajo, porque no cuentan por ahora, ni con la capacidad técnica de dirección suficiente, ni con el dominio financiero que se requiere para el éxito de un empeño de tal magnitud.
Otorgar tratamiento igual a dos partes desiguales, no es impartir justicia ni obrar con equidad. La legislación sobre el trabajo, como es sabido, tiene en todos los países un carácter tutelar respecto a los trabajadores, porque tiende a reforzarlos ante su debilidad frente a la fuerza de la clase patronal, para acercarse lo mas posible a soluciones de justicia efectiva.

Ley de expropiación petrolera.

La promulgación del 25 de noviembre de 1936 de la Ley de Expropiación, vino a responder a la necesidad de que el poder publico cuente con un medio de realizar sus servicios o necesidades colectivas, o aprovechar elementos naturales susceptibles de explotación, que se consideran de utilidad publica. Dicha ley no es, en manera alguna, confiscatoria, pues establece la obligación de indemnizar al propietario, la base para estimar lo que se expropie y la persona o entidad que debe cubrir esta indemnización. Por otro lado, las autoridades no la aplicaran sino por causa indispensable de utilidad pública.
El gobierno se interesa, sobre todas las cosas, por la prosperidad del país, proyecta en el resto del actual periodo, intensificar toda actividad que tienda al desarrollo industrial, así como establecer planes de energía eléctrica y una planta siderúrgica, y propugna porque las reservas petroleras sean explotadas en forma mas provechosa para la economía de México.

Reforma Agraria

Primeramente se ha propuesto facilitar elementos económicos y de trabajo al agricultor para llevar a cabo la explotación de la tierra, creando en Banco Nacional de Crédito Agrícola que no solo refacciona numéricamente las actividades del campo, sino que trata de introducir una modernización completa en los sistemas de cultivo y como complemento, crear canales propios de distribución de los productos para que los rendimientos de la agricultura dejen de beneficiar casi exclusivamente a los intermediarios en la distribución y los campesinos aprovechen los beneficios de las transacciones, ya que son ellos los productores directos de la riqueza agrícola del país y cuyo beneficio es uno de los principales postulados del programa del partido que ha creado la Revolución.
Para la resolución del problema agrario no entiendo la simple entrega de las tierras a los campesinos. El poder publico esta obligado a prestar a los ejidatarios toda ayuda moral y material para que prosperen económicamente y para que liberen su espíritu de la ignorancia y los prejuicios. En las banderas de la Revolución por la cual hemos venido luchando y por la cual personalmente lo he hecho desde 1913, esta escrito que debe entregarse la tierra y la escuela a los campesinos. Con el crédito refraccionarlo, la implantación de modernos sistemas de cultivo y la explotación de nuevos productos, con el programa del antialcoholismo y antifanatismo, queda completo el programa revolucionario, en materia agraria.
Entregaré a los campesinos el máuser con el que hicieron la Revolución , para que la defiendan, para que defiendan el ejido y la escuela.
El ejido ya no es solamente una forma de propiedad territorial, ni una fase en la evolución de los sistemas de trabajo; es la célula básica de la estructuración revolucionaria que funciona como una organización parcelaria o colectiva de acuerdo con las condiciones naturales, la calidad de las tierras, la precipitación pluvial, la disciplina que imponen los sistemas de irrigación, la variedad o uniformidad de los cultivos, el uso del crédito y la maquinaria, la cooperación para facilitar las ventas, etcétera.
No es exacto que el indígena sea refractario a su mejoramiento, ni indiferente al progreso. Si frecuentemente no exterioriza su alegría ni su pena, ocultando como una esfinge el secreto de sus emociones, es que está acostumbrado al olvido en que se le ha tenido; cultiva campos que no compensan su esfuerzo; mueve telares que no lo visten; construye obras que no mejoran sus condiciones de vida; derroca dictaduras para que nuevos explotadores se sucedan y, como para él solo es realidad la miseria y la opresión, asume una actitud de aparente indiferencia y justificada desconfianza.
La Revolución Mexicana es un movimiento sui generis, no copia ninguna doctrina ni ningún movimiento extranjero; es mas antigua que cualquiera otra de Europa o de America. México aspira a implantar una democracia de trabajadores; no intentamos, como dicen los enemigos del régimen, implantar una dictadura; todos sabemos que el temperamento del pueblo no lo admitiría; comprendiéndolo así, la Revolución ha planteado el camino ha seguir y por ello propugna porque sea el nuestro un pueblo civilista, con plena organización de una democracia en el que se tenga libertad de acción y política social.
Durante el presente sexenio se entregaron mas de 10.651 ejidos definitivos amparando 18.352.275 hectáreas para 1.020.594 campesinos, sumados en las dotaciones que con anterioridad se habían conferido, forman un total de 13.091 ejidos, para 1.442.895 campesinos, con una superficie total de 25.324.558 hectáreas , quedan aun en propiedad privada 15.500.000 de hectáreas, comprendiendo pequeñas propiedades en cultivo, protegidas por nuestra Constitución.
En la actualidad, aunque lo nieguen los enemigos de la Revolución , han aumentado la producción, como ha aumentado también el consumo, siendo la producción muy superior a cuando existían los latifundios.

El Ejido

A la evolución del concepto del ejido correspondió la elaboración de un nuevo texto del artículo 27 constitucional. Pudo haber habido, en alguna época temprana de la Revolución , quienes consideran el ejido como mero suplemento del jornal, insuficiente para garantizar al trabajador la independencia económica que es el fundamento de todas las libertades. Pero esto nada influye en los deberes presentes de la autoridad. Que grupos de campesinos llegaran a poseer pequeños lotes de tierra, verdaderos “pegujales”, sin aperos, sin crédito, sin organización, era fruto bien raquítico de tamaño sacrificio de la lucha. Y esto sin contar con que el ejido, así entendido, habría acabado por ofrecer un recurso más para que el hacendado pudiera disminuir los jornales –de suyo evidenciados- sabiendo que el trabajador contaba con un arbitrio adicional para subsistir.
La realidad nacional ha sido otra: una concepción ejidal de abiertas perspectivas es la que surge de las aspiraciones populares hasta tomar sitio en la Constitución y en las leyes.
Y la institución ejidal tiene hoy doble responsabilidad sobre sí: como régimen social, por cuanto libra al trabajador del campo de la explotación de que fue objeto, lo mismo en el régimen feudal que en el individual; y como sistema de producción agrícola, por cuanto pesa sobre el ejido, en grado eminente, la responsabilidad de proveer a la alimentación del país.
Dentro de nuestro sistema agrario constitucional, el ejido es, en efecto, el medio directo de satisfacer las necesidades de los núcleos de población hasta limites que las tierras afectables lo permitan, y constituye la comunidad una fuente de vida propia que libera a los habitantes de trabajar a jornal y permite a cada uno de ellos percibir el valor integro del esfuerzo que aplica a las tareas productoras.
La Constitución garantiza la permanencia y la estabilidad de la institución ejidal, evitando que se desvirtúe para volver al latifundio o que degenere en el minifundismo.
Procurar el mayor rendimiento de las tierras para acrecentar la riqueza publica ya distribuida y eliminar los procedimientos indirectos de explotación –como el préstamo usurario, la compra de cosechas “al tiempo” y la intermediación mercantil- son deberes que el estado afronta; porque desea llevar a sus consecuencias lógicas la Reforma Agraria , no en contravención, sino en el fiel cumplimiento de los preceptos constitucionales.
En el campo de la economía general el ejido va siendo cada vez en mayor grado, una fuente abastecedora para el consumo nacional.
A la distribución de la tierra debe coresponder un mas alto nivel de la vida de los habitantes; las autoridades deben contribuir a que así sea, implantando servicios permanentes en los pueblos, haciendo posible la comodidad y la higiene urbanas, extendiendo los beneficios de la educación y la salubridad a todos los ejidos y estimulando a la juventud y a la mujer para que sean elementos de actividad y adelanto en las comunidades.

Reforma Educativa

Por esto el gobierno a mi cargo estimara los nobles esfuerzos que en este sentido lleven a cabo los trabajadores de la enseñanza rectificando a la escuela antigua, cuyo fin era preparar a los individuos para luchar contra sus semejantes y creando una escuela nueva en la que, educados los alumnos bajo una actividad en común, puedan sentir, entender y amar la transformación pacifica de las normas sociales que hay que esgrimir para llegar al terreno de bienestar económico y moral que ambicionamos para México.
La escuela de México necesita un programa que enseñe al niño lo que realmente le sea útil en su mayor edad. Hay que educarlo en contacto con la naturaleza; inculcarle la ideología de la Revolución Mexicana ; prepararlo para el trabajo colectivizado, toda vez que México debe lograr su desarrollo por el propio esfuerzo organizado de los mexicanos. De seguir México con un sistema individualista perderemos de aprovechar las riquezas naturales y las ventajas agrícolas e industriales que ofrece el país.
Educar la conciencia de la niñez y de la juventud, inculcar en sus cerebros una interpretación racional del universo; hacer entender que el control de los factores económicos de la vida implica el control de la vida misma, de donde se desprende la necesidad imperiosa de erguir una organización social que incluya entre sus actividades el régimen de ciertos instrumentos económicos, como el capital agrícola y el industrial que no pueden ser equitativamente utilizados cuando se encuentran en manos exclusivamente de particulares; hacer entender que el individuo ha de tener en cuenta las necesidades de la colectividad preferentemente a los intereses egoístas de clases privilegiadas, encauzar la actividad de las generaciones futuras conforme a normas que les permitan desligarse de yugos tradicionales que impedirán su desarrollo integral; difundir la convicción de que las practicas socialistas, en su aspecto moral, representan el medio para lograr la verdadera libertad individual y, en su aspecto económico, implican un sistema que pondrá fin a la explotación mediante las limitaciones adecuadas a la apropiación de la propiedad privada; luchar contra la incultura en todas las regiones de la Republica ; difundir la enseñanza en condiciones que capaciten prácticamente a nuestros campesinos y trabajadores para hacer progresar sus condiciones de vida y sus sistemas de trabajo; derivar la actividad de nuestro pueblo, en las horas de descanso o esparcimiento, a practicas deportivas y artísticas, que mejoren y fortalezcan nuestra raza.
La misión del maestro no ha de concretarse en el recinto de la escuela. Su misión en el orden social exige su colaboración para el cumplimiento integral del programa de la Revolución. El maestro rural es un guía del campesino y del niño y debe interesarse por el mejoramiento de los pueblos. El maestro ha de auxiliar al campesino en su lucha por la tierra y al obrero en la obtención de los salarios que fija la ley para cada región.
En toda la Republica he encontrado un haz de voluntades como el que aquí se esta haciendo palpable. Y en este mismo acto, que congrega a todos los sectores de esta población, es oportuno que yo declare a ustedes que no es atributo del gobierno, ni esta dentro de sus propósitos combatir las creencias ni el credo de cualquier religión. Se ha dicho que la educación socialista combate la religión y arranca a los hijos del amor de sus padres. Esto es mentira.
La educación socialista combate el fanatismo, capacita a los niños para una mejor concepción de sus deberes para con la colectividad y los prepara para la lucha social en la que habrán de participar cuando alcancen la edad suficiente para intervenir como factores en la producción económica.
En los centros de mayor incultura se ha hecho una propaganda en contra de la escuela socialista, diciendo que combate la religión; pero esta propaganda es solo una tendencia política. Combatir el fanatismo no quiere decir que se combatan las creencias del pueblo ni el credo de cualquier religión; sino destruir los prejuicios que mantienen a la juventud en la ignorancia e impiden el progreso y la prosperidad del país.
En vez de encuadrad las enseñanzas dentro de los tipos tradicionales de las viejas carreras que son clásicas en nuestro país, es necesario –planteando correctamente la cuestión, en términos naturales- que la organización de los estudios se derive de un examen cuidadoso de las necesidades de la colectividad en materia de trabajo técnico, lo mismo respecto a las diversas clases de profesiones que hayan de crearse, que al volumen de alumnos que para cada una de ellas quepa admitir en cada región de la Republica , y –lo que es mas importante- acerca de las condiciones y características que deben reunir los alumnos, para garantía de un adecuado ejercicio profesional futuro.
Para cumplir con una de las tareas imperativas de la Revolución , fue creado en 1937, el Instituto Politécnico Nacional, donde el alumnado además de aprender artes y oficios, estudia carreras profesionales y subprofecionales, se capacita técnica y biológicamente para intervenir en el proceso de producción y se forman especialistas en distintas ramas de investigación científica y técnica llamados a impulsar la economía del país mediante una explotación metódica de nuestra riqueza potencial.
Queda a la responsabilidad de los padres de familia inculcar libremente en el seno del hogar las creencias que mejor les parezcan. La escuela no impone sino explica; y, bajo la acción gubernamental, se trata de evitar que la cátedra se convierta en un factor de disociación susceptible de provocar, como ha venido provocando hasta ahora, luchas sangrientas ante el problema fundamental de la distribución de la riqueza.

Postulados Emancipadores

I- La miseria, la ignorancia, las enfermedades y los vicios esclavizan a los pueblos;
II- A cada quien en relación a su trabajo, y todos según sus necesidades de pan, casa, vestido, salud, cultura y dignidades;
III- Obtener la máxima eficiencia, con el mínimo de esfuerzo y la mas equitativa distribución de la riqueza;
IV- Sin gran producción, no hay amplio consumo, ni gran industria, ni economía poderosa, ni bienestar colectivo, ni nación soberana;
V- Todo Estado moderno exige una técnica dirigida hacia la abundancia de bienes esenciales y de equipos eficientes de cultivo, de transformación, de comunicaciones, de cambio y de cultura;
VI- Suprimir lo superfluo para que nadie carezca de lo necesario y se evite que los ricos se hagan mas ricos y los pobres mas pobres;
VII- Contra la patria, nadie. Por la patria, todo;
VIII- Todos somos servidores de las causas de la libertad, la democracia y el progreso;
IX- Las reformas avanzadas son victorias de las fuerzas del bien sobre el mal en sus luchas por la redención de los oprimidos;
X- Solo la justicia social garantiza la paz y la felicidad humana.

Hay quienes piensan que la Revolución Mexicana quedo liquidada para dar paso al progreso, a la industrialización, las garantías al capital, etcétera.
Pueden pensar así los que tienen pan, casa, coche, cine, etc., pero no la masa que vive en condiciones precarias y muchas familias sin contar con lo indispensable para su subsistencia y no por falta de capacidad de trabajo de ellos mismos, sino por la carencia de fuentes de trabajo que el régimen de la Revolución esta obligado a satisfacer.
Los intelectuales y técnicos en los puestos públicos han desviado la organización sindical hacia el sindicalismo “blanco” y en materia educativa han dejado que se imponga en la mayoría de los centros particulares una educación sin una finalidad concreta para que la niñez y la juventud puedan formar en su mayor edad una unidad para engrandecer a México.
Y ¿Qué es el comunismo? “la bruja”, “la llorona”, “el diablo”, con que antiguamente se quería asustar a los niños; niños que ya hombres adultos han visto que “el diablo”, “la llorona”, “las brujas”, solo existen en la mente de los embaucadores, y al comunismo como una doctrina económica, que esta transformando la vida cultural y económica de los pueblos, de la que no tienen porque asustarse. Que si nuestros pueblos tratan de desarrollarse de acuerdo con sus peculiaridades, al verse agobiados por la miseria, se les orilló a ir a solicitar el trabajo al propio infierno, confeccionado por los dueños de “la gloria” y privilegiados de la tierra.
Nosotros no estamos proponiendo el comunismo. Pero declaro que el comunismo será construido en este país cuando el pueblo lo quiera. No es una doctrina extraña a ningún pueblo; pero solo cada pueblo puede decidir su destino. Lo que es evidente es que la teoría comunista de la sociedad es, antes que nada, una doctrina de emancipación económica, una teoría que se propone elevar al pueblo al más alto nivel.
Sin el equitativo reparto de la riqueza, en relación con la calidad del trabajo productivo y la satisfacción de las necesidades vitales, no habrá verdadera democracia.

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