¿.Acaso no existía un Parlamento elegido por el pueblo y un Poder Judicial autónomo?
¿Podrían sostener los señores Senadores hombres de cultura política y sociológicaque el gobierno del señor Arbenz realizó siquiera seriamente un capitalismo de estado? ¡Para qué decir que jamás pretendió ser un gobierno socialista! Las palabras tienen valor y las definiciones, contenido. Por la cultura de los señores Senadores y la nuestra, no podemos pasar por sobre ello.
¿Podrían decir Sus Señorías que el gobierno de Bolivia es socialista porque nacionalizó las minas de estaño? ¡Sería como sostener que el Gobierno laborista de Attlee fue socialista porque nacionalizó también dos o tres aspectos de la industria pesada!
¡No, señores Senadores, no juguemos con las palabras, los conceptos, las ideas, las doctrinas económicas!
El gobierno de Arbenz fue un régimen que heredó, por la vía del sufragio, al único gobernante elegido en Guatemala por una justa popular, a un digno maestro, a un hombre de recia personalidad que debe ser respetado y que, no obstante, ha sido calumniado, al punto de que su rostro fue convertido en "affiche" pegado por la policía internacional en las propias calles de Santiago, acusado de agente comunista. Me refiero al ex Presidente de Guatemala Juan José Arévalo, gran figura americana.
Terminado su período, el señor Arévalo salió de su patria con una representación del gobierno guatemalteco que presidía Arbenz.
¿Qué hicieron Arévalo y Arbenz para que Sus Señorías puedan sostener que sus gobiernos fueron comunistas?
Un día el señor Arévalo -de quien me honro de ser amigo, como lo son muchos de los Senadores que se sientan en estos bancos- me dijo con dolor; "¡Guatemala, gobierno comunista! ¡Un país con un 70 por ciento de analfabetos, con un 70 por
ciento de descalzos, con un 70 por ciento de palúdicos! ¡Ese es el drama de mi patria, Allende!".
¿También fueron comunistas, para muchos de Sus Señorías, Rómulo Gallegos y Rómulo Betancourt? ¡Claro! ¡Si se atrevieron a tomar dos o tres medidas contra las empresas del petróleo! Creo que les alzaron los impuestos y les exigieron respeto a los trabajadores... ¡y eso bastó!
Contra el gobierno de Gallegos, la más limpia expresión de la voluntad de un pueblo en la historia de América, se levantó la rebelión militar que Betancourt denunció como "la internacional de las espadas", acción bendecida y protegida por la hipocresía de la diplomacia internacional, inspirada por el Departamento de Estado.
Discrepo de la interpretación que el Honorable señor Moore hace de lo que él llama "los errores de la política norteamericana". El señor Senador liberal don Eduardo Moore se conduele porque los gobernantes norteamericanos sean tan tolerantes y respetuosos de la autodeterminación de los pueblos y por ello nada hagan contra las ignominiosas dictaduras de América.
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