sábado, 6 de abril de 2013

Impuestos petroleros


por Andrés Soliz Rada

El atraso del país se debe a la expoliación de las transnacionales y la incapacidad de los gobiernos, como el actual, que sólo piensa en exportar nuestros excedentes económicos o en dilapidarlos en gastos de beneficencia. Varios países europeos usaron los fondos del Plan Marshall (el cual también produjo grandes ganancias a los banqueros) para reconstruir, después de la Segunda Guerra Mundial, sus fábricas, ferrocarriles, puentes, oleoductos y carreteras. ¿Hubiera sucedido lo mismo si esos recursos eran distribuidos entre ancianitos, discapacitados o escolares? Incluso los europeos occidentales restringen hoy sus gastos sociales a fin de que sus industrias no sean trasladadas a Europa oriental.

Aquí, en cambio, prefectos, alcaldes y rectores de universidades apoyan la propuesta del Presidente Evo Morales, denominada “renta dignidad”, pero a condición de que sea pagada no con la disminución de recursos a las prefecturas, alcaldías y universidades, sino con erogaciones adicionales del Tesoro General de la Nación (TGN), a fin de liquidar toda posibilidad de inversión productiva. Tales autoridades dicen “amar” a Bolivia pero convierten al país en una coladera de recursos. El ex Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (GSL), al lanzar, en 1996, el Bono Solidario (BONOSOL), a favor de las personas de la tercera edad, con el que pretendía encubrir los desastres de la “capitalización” (o privatización) de las empresas estratégicas y de la liquidación de YPFB, calificaba de insensibles a quienes lo criticábamos. ¿Qué lo distingue ahora del vicepresidente Alvaro García Linera, que dice exactamente lo mismo? ¿Cuál la diferencia con los neoliberales de los últimos 20 años? ¿Cómo la empobrecida Bolivia puede prestar dinero a Transredes (Enron-Shell), al Santander Private Banking y al Lloyds TSB Internacional Private Banking al 3 % anual y contraer créditos de la Corporación Andina de Fomento (CAF) al 8%? ¿No nos avergüenza pedir a España que nos regale dos ambulancias por municipio, en tanto Andina-Repsol declara 166 millones de ganancia en el 2006 y se niega a distribuir utilidades? Entre tanto, el Banco Central encarece el capital y desincentiva la inversión productiva, con lo que incrementa la inflación. ¿Nadie en el gobierno plantea usar nuestras recursos en refinerías de petróleo y minerales, termoeléctricas, en plantas de fertilizantes y separadoras de líquidos, en ser autosuficientes en diesel (cuya subvención llegará a 1000 millones de dólares en los próximos cinco años), en expropiar legalmente el porcentaje que Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) requiere para tener la mayoría de acciones en Chaco, Andina y Transredes, a fin de que la nacionalización de los hidrocarburos del primero de mayo de 2006, no quede en simple enunciado? Antes se nos decía que éramos pobres porque no teníamos dinero. Ahora tenemos dinero (por el incremento de los precios del petróleo, remesas de bolivianos que viven en el exterior e incremento de los cultivos de coca), pero lo derrochamos y lo enviamos al extranjero. ¿Con esta forma de gobernar cuando saldremos de la pobreza? ¿O estamos condenados a ser país de limosneros, sin empleo productivo, mucha delincuencia y prostitución?

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