lunes, 25 de octubre de 2010

Carta testamento


por Getulio Vargas

Una vez más, las fuerzas e intereses contra el pueblo, nuevamente coordinada y se provocan contra mí. No me acusan, insultan: no me combaten, calumnian y no me dan el derecho a la defensa. Necesitan ahogar mi voz e impedir mi acción, para que no siga defendiendo, como siempre he defendido al pueblo y especialmente a los humildes. Sigo el destino que se impone en mí.
Después de décadas de dominación y saqueo de los grupos económicos y financieros internacionales, me convertí en jefe de una revolución y gané. Empecé a trabajar por la liberación y a establecer el régimen de libertad social.
Tuve que renunciar. Volví al Gobierno en los brazos de la gente. La campaña subterránea de los grupos internacionales se han asociado con grupos nacionales rebelados contra el régimen de garantía de trabajo. La ley de beneficios extraordinarios se celebró en Congreso. Contra la justicia de la revisión del salario mínimo se desencadenan los odios.
Quise crear una libertad nacional en la mejora de nuestra riqueza a través de Petrobras, mal funcionando, la ola de agitación se acrecienta. La Eletrobrás fue obstaculizada hasta la desesperación. Ellos no quieren que el trabajador sea libre. Ellos no quieren que las personas sean independientes.
Tomé el Gobierno en la espiral inflacionaria, que destruya los valores del trabajo. Los beneficios de las empresas extranjeras alcanzaban hasta un 500% por año. En declaraciones de valores que fueron atendidos había fraudes de 100 millones de dólares al año. Llegó a la crisis del café, nuestro apreciado producto principal. Intentamos defender su precio y la respuesta fue una violenta presión sobre nuestra economía al punto que debimos ceder.
He luchado mes a mes, día a día, hora a hora, resistiendo la presión incesante constante en silencio, olvidándolo todo, renunciando a mí mismo, para defender al pueblo que ahora es impotente. Nada más puedo dar mi sangre. Si las aves de rapiña quieren la sangre de alguien, quieren seguir chupando la sangre al pueblo brasileño, ofrezco mi vida en holocausto. Elijo esta manera de estar con ustedes siempre.
Al humilde, sentirá que mi alma sufre a tu lado. Cuándo golpee el hambre a su puerta, se siente en su corazón la energía para luchar por usted y sus hijos. Cuando lo difamen, usted sentirá en mi mente la fuerza para la reacción. Mi sacrificio los mantendrá juntos, y mi nombre será su bandera lucha. Cada gota de mi sangre será una llama inmortal en su conciencia y será sagrado para la resistencia. Al odio respondo con el perdón. Y aquellos que piensan que me han derrotado respondo con mi victoria. Era esclavo del pueblo y hoy me dio la libertad para la vida eterna.
Pero ese pueblo de que fui un esclavo ya no será un esclavo de nadie. Mi sacrificio quedará para siempre en su alma y mi sangre tendrá el precio de mi rescate. Luché contra la expoliación de Brasil. Luché contra la desposesión del pueblo. He luchado de corazón. El odio, la calumnia, la difamación no me golpea. He dado mi vida. Ahora le ofrezco mi muerte. No temas nada. Serenamente doy el primer paso en el camino a la eternidad y de la vida paso a la historia.

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